Infección del tracto urinario
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4 Miguel Rondón nucete onelia orence Leonett Ana Verónica Rondón guerra<br />
son <strong>del</strong> tipo de la pielonefritis aguda y afectan los dos riñones, es decir,<br />
son bilaterales. Además las complicaciones de las itU se observan con<br />
mayor frecuencia en los pacientes diabéticos que en los no diabéticos.<br />
En los pacientes diabéticos infectados es necesario sospechar una entidad<br />
clínica muy rara como es la infección enfisematosa de los riñones.<br />
Las itU graves en los diabéticos se tratan con hidratación y antibióticos<br />
parenterales. Si la respuesta es pobre se debe pensar en una necrosis<br />
papilar o en un absceso perinefrítico. En el caso de que se trate de<br />
una necrosis papilar, el paciente manifiesta dolor lumbar o abdominal<br />
y existirá hipertermia. El diagnóstico se hará mediante la pielografía<br />
retrógrada que la practica el urólogo. Se señala que aproximadamente<br />
el 36% de los pacientes con abscesos perinefríticos son diabéticos. En<br />
el 80% de los casos se trata de una complicación de una pielonefritis<br />
aguda ascendente debida a Escherichia coli o por Proteus. El 20% de los<br />
casos restantes corresponde a una infección por vía hematógena debida<br />
a Staphylococcus aureus. Si la hipertermia persiste por más de 4 días<br />
se debe hacer el diagnóstico diferencial entre una pielonefritis aguda<br />
no complicada y un absceso perinefrítico. Será necesario practicar ultrasonido<br />
abdominal y renal y tAC. El tratamiento se basa en el drenaje<br />
quirúrgico y los antibióticos parenterales. En los pacientes diabéticos<br />
las infecciones por hongos son frecuentes y especialmente por Cándida.<br />
La infección por Cándida se puede presentar como una colonización<br />
sin consecuencias clínicas <strong>del</strong> aparato <strong>urinario</strong> o como una cistitis aguda,<br />
una cistitis enfisematosa, una pielonefritis, un absceso renal o un<br />
absceso perinefrítico. Las infecciones urinarias altas y las sistémicas<br />
de origen micótico requieren tratamiento antimicótico sistémico. inicialmente,<br />
todos los catéteres y sondas vesicales deben ser retirados.<br />
El tratamiento se basa en irrigaciones de la vejiga con anfotericina B,<br />
anfotericina B endovenosa o el fluconazol. Actualmente el tratamiento<br />
se basa en el fluconazol en consideración a su fácil administración y a<br />
los pocos efectos tóxicos.<br />
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