Apuntes tema 5: Nietzsche - Gobierno de Canarias

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TEMA 5: NIETZSCHE 2008
Hemos visto que Nietzsche defiende un ideal de vida ascendente que conduzca a una forma de hombre
superior. Pues bien, el ideal de hombre que se hace Nietzsche en un principio es el ideal de hombre griego
anterior a Sócrates (anterior a la filosofía, hablando con precisión). Alaba Nietzsche el genio griego tal como se
halla reflejado en las grandes tragedias, lo que él llamaba el espíritu dionisíaco (en referencia al dios griego
Dionisio, Baco para los romanos). El espíritu dionisíaco implica el afán de vivir, la pasión desbordante, la
exaltación de los sentidos y del placer, la búsqueda de fuertes pasiones, de aventuras y agitación. El hombre
dionisíaco es aquel para quien el goce y la aventura son lo primero y más importante, aquel para quien la fuerza
es su primera virtud, aquel que sabe sacar el máximo partido a sus sentidos y a su propio poder, aquel que no se
doblega ante ninguna moral pretendidamente superior ni desperdicia su vida en falsos mandamientos que
sofoquen sus instintos. El ideal de hombre dionisíaco representa la afirmación del instinto, del cuerpo, de la
carnalidad, de la sensualidad y la diversión, de la vida en suma, una vida que es tomada como un juego
fascinante. Este es el ideal de hombre que Nietzsche admira desde muy pronto en su evolución intelectual.
3.1.5. EN EUROPA HA DESAPARECIDO EL HOMBRE DIONISÍACO
Los valores propios de un hombre dionisíaco son, como hemos visto, lo que Nietzsche llamaría valores de una
vida ascendente, valores que llevan a la autoafirmación y la autosuperación. Sin embargo, ni este era el ideal de
hombre que se daba en la sociedad que le era contemporánea, ni eran sus valores los que imperaban. Los
valores que Nietzsche ve por doquier son, a su modo de ver, valores de vida descendente, valores que llevan a la
disolución de todo lo bueno, a su negación, y que traen consigo la afirmación de lo peor, de lo más bajo. Esto lo
ve claramente reflejado en los afanes democráticos de su época, a los que considera el último grado de corrupción
posible. Según su parecer, el hombre europeo se apartó muy pronto de los valores ascendentes e inició la
cuesta abajo que le ha llevado hasta la situación que a Nietzsche le era contemporánea, en la que impera la
moral cristiano-burguesa, radicalización máxima de lo que para él es una moral descendente, decadente. Este
camino descendente lo inició Sócrates al desvalorizar los instintos y los sentidos y afirmar la primacía de la
razón, a la que igualó con la virtud. Nietzsche acusará a Sócrates de iniciar el camino del racionalismo, que ha
traído la decadencia a Occidente.
3.1.6. LOS TRES NIVELES DE LA CRÍTICA NIETZSCHEANA
La obra de Nietzsche consistirá en gran medida en una penetrante y corrosiva crítica a los valores propios de
esta cultura cristiano-burguesa, especialmente en tres frentes: crítica de la filosofía, crítica de la moral y crítica
de la religión. El hombre occidental ha inventado un agobiante cúmulo de fantasías con los que ha poblado el
mundo racional, el religioso y el moral. En la labor de derruir los fundamentos de estos tres mundos empleará
Nietzsche todas sus facultades.
3.1.7. MÉTODO DE CRÍTICA: RECONSTRUCCIÓN GENEALÓGICA
Frecuentemente, Nietzsche recurre al método de reconstruir desde el inicio el proceso en el cual los falsos
valores de la sociedad actual fueron apareciendo y se fueron imponiendo, mostrando sus contradicciones, sus
falsedades, los intereses que subyacían en cada momento y debajo de cada valor aceptado, las lagunas que
quedan a los lados de estos supuestos valores y la debilidad de los argumentos con los que se intenta
justificarlos. Este es el llamado método de las genealogías. A la vez, en todo momento contrapondrá estos
valores con los valores que él defiende y afirma como únicos capaces de traer dignidad a la vida del hombre (de
algunos hombres, por supuesto, los hombres de espíritu superior). Su labor fundamental es de crítica, pero
también desarrolla una amplia teoría en la que expone la moral que él acepta y en la que desarrolla una serie de
tesis verdaderamente originales, como la de la voluntad de poder, el superhombre o el eterno retorno. La moral
que él propugna y que en sus propias palabras ve surgir en el horizonte próximo, es la única que puede librar a
Occidente de lo que él interpretaba como una repugnante decadencia en la que lo más bajo (el hombre débil y
cobarde que es el burgués) es lo que domina, y lo más elevado (el espíritu superior que es capaz de afirmarse a sí
mismo y apartarse del rebaño) es lo que está desterrado.
©José Luis Domínguez-José Antonio Díaz [IES CHAPATAL]