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en el ámbito de la pesca, la importancia de la merluza como
principal especie objetivo al norte y al sur del paralelo
41º, es razón suficiente a los ojos del empresariado
local para no sumar a la dura presión extractiva que sufre
la Hubbsi, un esfuerzo pesquero desemedido sobre un
eslabón de oro en su cadena alimentaria, como es la anchoíta.
De hecho, una muestra de esto es la reacción del
empresariado local ante los proyectos de explotación por
parte de Uruguay en los útlimos años en la zona común
de pesca que comparten ambos países. El anuncio de una
licitación de permisos de pesca uruguayos para extraer
200 mil toneladas anuales primero, y la instalación de la
empresa Ibramar S.A. algunos años después, con una
planta procesadora de harina de pescado, han suscitado
en ambas ocasiones reacciones de las cámaras pesqueras
marplatenses que culminaron en la intervención del Consejo
Federal Pesquero ante el secretario de Pesca uruguayo.
El argumento fue que era necesario destacar la "alta variabilidad
y las características migratorias de la especie
en cuestión" y "la interdependencia en la cadena alimentaria,
que la convierte en una especie clave del ecosistema
pesquero argentino, ya que se trata de un sostén trófico
de importantes especies de peces, aves y mamíferos
marinos".
Ya fuera del ámbito de la pesca y volviendo a tierras
patagónicas, la voz de alarma para el desarrollo de esta
pesquería la da la industria del turismo. En un estudio
de 2007 publicado en la prestigiosa revista Science -a solo
dos años de la inauguración de la pesca de la anchoíta
en Patagonia-, biólogos argentinos y estadounidenses señalaban
el alto riesgo que correrían las reservas faunísticas
de Península Valdés y la pingüinera de Punta Tombo
si la Engraulis se viera amenazada. "La anchoíta constituye
aproximadamente la mitad de la dieta del pingüino
magallánico en Chubut, que tiene en Punta Tombo la colonia
más grande del mundo. Es además sustento de cormoranes,
delfines, lobos marinos y elefantes marinos. También
alimenta a la merluza, un recurso muy menguado
por la sobrepesca", señalaba el estudio. Para comprender
la dimensión de esta situación, hay que destacar que alrededor
del 15% del turismo extranjero en la Argentina
viaja a la costa patagónica y que las ballenas de Península
Valdés y la reserva de Punta Tombo reciben casi 400
mil visitantes cada año.
Explotación y "alternativas tecnológicas"
En un estudio reciente del Instituto Nacional de Investigación
y Desarrollo Pesquero (Inidep) que tiene como
objetivo establecer alternativas de industrialización
por especie y guiar el desarrollo de pesquerías no explo-
internacional
tadas, el recurso anchoíta es uno de los objetivos analizados.
Allí se remarca: "El estudio de alternativas tecnológicas
para la Engraulis anchoíta que permitan explotar
el excedente es una necesidad a corto o mediano plazo.
Por tratarse de una especie grasa, el proyecto consideró
que la obtención de aceite de pescado apto para consumo
humano puede ser de interés dado el alto precio de este
producto en el mercado, el lisado remanente, de una excelente
calidad nutricional, puede ser destinado a la formulación
de alimentos balanceados. Las nuevas alternativas
tecnológicas así como las crecientes exigencias de la
declaración nutricional en el rotulado de los productos
alimenticios requieren información sobre datos de composición
nutricional de los alimentos de origen marino.
Existe una gran falta de información actualizada sobre
estos temas y una gran demanda por parte de consumidores,
nutricionistas y dietistas y empresas fabricantes de
alimentos de origen marino".
En este sentido, el avance de la tecnología industrial
para desarrollar nuevos derivados y agregar valor a la anchoíta
es a la vez una oportunidad y una amenaza en la
industria pesquera local. Uno de los panoramas más temidos
-por la sobreexplotación que esto podría implicares
que la captura de la anchoíta se reoriente a la elaboración
de harina de pescado (para alimentación de aves de
cría y de salmones en acuicultura). Ocurre que de darse
un escenario de revalorizacion de esta pesquería, las más
de 30 mil toneladas promedio pescadas anualmente serían
insuficientes. Y este escenario es perfectamente posible
si se atiende a algunos indicadores clave: el creciente
desarrollo de la industria de la harina de pescado; la alta
demanda mundial -del que china consume el 50% exportable-
y la revalorización de este producto, que según
fuentes peruanas fluctuará entre los 1.400 dólares y los
1.500 dólares este año, contra los 926 dólares promedio
de 2009.
Por último, otro de los factores a tener en cuenta para
medir la oportunidad de negocio que podría implicar
la explotación de la Egralius en la Argentina, son los signos
de agotamiento de los principales productores mundiales,
Chile y Perú. La baja de las cuotas de pesca asignadas
para este año por el gobierno peruano es un signo
de ese agotamiento. En lo que respecta a Chile, la reducción
de la producción de anchoveta ha pasado de
1.600.000 toneladas en los 90 a unas 700 mil toneladas actuales,
con una amplia fluctuación en las capturas. Esto
dio como resultado el traslado de la procesadora Ibramar
S.A desde San Antonio en el país trasandino, hacia Uruguay,
como una forma de asegurar el abastecimiento y la
producción a futuro ante un escenario de cremiento y fortalecimiento
de la acuicultura.
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