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para entrar en puerto, naufragios o apuros de cualquier
embarcación.- Las señas utilizadas por los Atalayeros eran
de dos tipos: unas generales, para cualquiera que las observara
y otras particulares acordadas entre él y los Señeros.
Las señas utilizadas por los Atalayeros era el humo de
una hoguera encendida como indicación de amenaza del
tiempo. A la vista de éste, los Señeros izaban las señas correspondientes,
y las embarcaciones retomaban a puerto.
Con el tiempo estas fogatas fueron sustituidas por otros
sistemas como lanzamiento de cohetes pirotécnicos.-
Otras señas generales utilizadas por los Atalayeros eran
las que servían, por ejemplo para indicar a las demás embarcaciones
que alguna de ellas estaba en situación apu-
rada. Cuando alguna embarcación estaba en apuros por
cualquiera causa, sus tripulantes avisaban a la Atalaya
mediante una ropa atada a un palo largo y el atalayero a
la cofradía, que daba la alarma, saliendo las embarcaciones
que estaban en el puerto en auxilio de la que se encontraba
en dificultades
Los atalayeros en los últimos tiempos y hasta su desaparición
(por las tecnologías actuales) permanecían todo
el año en la Atalaya. los medios de comunicación (radiotelefonía
sobre todo), hacen que el Atalayero esté mejor
informado y que, por tanto, pueda ofrecer mayor in-
reportaje
formación a Señeros y pescadores en general, puesto que
recibe partes meteorológicos oficiales, informes del tiempo
de embarcaciones que se encuentran faenando en diversas
zonas o que navegan en ruta.- En los últimos tiempos
no solamente es encargado de la vigilancia del tiempo,
sino que recoge y transmite todo tipo de informaciones
a las unidades de la flota: horas de llegada, capturas,
etc., además de servir de enlace entre las Cofradías y los
pescadores que se hallan en la mar para cualquier asunto
que les corresponda.
En Bermeo por la situación de su puerto existía también
otro elemento de guardar la seguridad de los barcos
en su estancia en puerto, los llamados “Guardas de embarcaciones”,
cuyas obligaciones eran las de observar y
vigilar con mucho esmero y cuidado los amarres de los
barcos con la mar inquieta (resacas).- En caso de que observaran
que alguna lancha había roto sus amarras o corría
peligro que la resaca la sacara fuera del puerto, los
Guardas debían avisar al dueño o dueños de las lanchas
en peligro.
Desde estas líneas nuestro agradecimiento a todos estos
arrantzales que han dedicado parte de su vida por
mejorar el trabajo y la vida de sus compañeros.
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