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El desafío de los descartes<br />
Uno de los contrapuntos más fuertes en los últimos<br />
tiempos de crisis en la pesca argentina ha sido entre los<br />
armadores y los capitanes de la pesca. El punto en discusión:<br />
¿qué hacer con aquello que se pesca y los armadores<br />
deciden no llevar a puerto?. La pregunta clave<br />
en la disputa: ¿qué responsabilidad le cabe al armador<br />
y cuál a los capitanes?, que se niegan a infringir el<br />
Régimen Federal de Pesca y su prohibición de tirar al<br />
mar lo que haya tocado cubierta.<br />
Pero este es uno de los aspectos que sirve de ilustración<br />
del problema de los descartes, un tema de interés<br />
creciente y que deja de estar en las sombras para<br />
convertirse en parte de la discusión de la industria pesquera<br />
local. Un asunto que ha pasado a ser reconocido<br />
por el propio Instituto nacional de Investigación y Desarrollo<br />
Pesquero (Inidep), que en 2009 por primera vez<br />
Los descartes podrían alcanzar<br />
en Argentina entre 50.000 y<br />
60.000 toneladas.<br />
ha dado a conocer públicamente en un informe la existencia<br />
de esta práctica. Incluso se incluyen cifras: las<br />
subdeclaraciones (pescar más de lo permitido y declarar<br />
la diferencia como otra especie) representan el 30%<br />
de lo desembarcado, y los descartes oscilarían entre las<br />
50.000 y las 60.000 toneladas: casi el doble de las capturas<br />
anuales de anchoíta en el Mar Argentino, o una<br />
cuarta parte de la captura Máxima Permisible de Merluza.<br />
La presión para las empresas es evidente: a sus ojos,<br />
el control de los juveniles y de los descartes es importante,<br />
pero la baja presencia de adultos, una normativa<br />
que les permite descargar en puerto solo un 10% de<br />
juveniles y que les obliga a mantener las plantas en tierras<br />
para conservar permisos de pesca parecen justificar<br />
cualquier cosa. Del lado de los sectores más proteccionistas,<br />
se escucha a vos en cuello la demanda de<br />
mayores sistemas de control y de “aprovechamiento de<br />
esos recursos”, pero las propuestas para el procesamiento<br />
62 // europa azul<br />
de ese pescado que muchos llaman descarte no se escuchan<br />
ni con la misma asiduidad ni con igual fuerza.<br />
Readaptación lenta<br />
✍<br />
Carlos Astorelli<br />
En pleno conflicto de 2009 por la falta de pesca en<br />
el Golfo San Jorge, las empresas del sector lograron un<br />
acuerdo de ayuda para el costeo del combustible y subsidios<br />
para los empleados en tierra que no tenían con<br />
qué trabajar. En aquel momento, la respuesta ante la<br />
posibilidad de búsqueda de cardúmenes sustitutos era<br />
de franca negativa por parte del sector empresario: no<br />
existe un mercado cierto para colocar otro producto en<br />
los mercados internacionales que no sea la merluza hubbsi.<br />
A solo un año de esta situación, la flota gallega que<br />
pesca en aguas de Malvinas ha dejado de ver como descarte<br />
lo que hasta hace un año devolvía muerto al mar,<br />
y en pleno 2010 el marujito está cruzando el Atlántico<br />
en una cantidad de más de 50 mil toneladas/año, con<br />
Rusia, Ucrania y el Báltico como mercados destino, a<br />
un precio por debajo de los dos euros el kilo. Para esta<br />
explotación, la flota viguesa comenzó una investigación<br />
en 2005, con el fin de conocer las posibilidades biológicas<br />
y comerciales de esta especie. Los resultados se<br />
vieron 5 años después... y recién hoy esa flota cuadruplica<br />
en extracciones de esta nueva especie, a las de merluza<br />
en el caladero de Malvinas.<br />
Esto es una muestra de que la industria de la pesca<br />
es una industria de readaptación lenta, y deja en el centro<br />
de la escena a la innovación en marketing como una<br />
herramienta esencial en la problemática mundial de los<br />
descartes. En la Argentina, asumir los riesgos y costos<br />
de stockeo que implicaría comenzar a trabajar con las<br />
mismas especies descartadas no parece ser un paso fácil<br />
para los empresarios de la pesca, es cierto. Pero eso