eportaje 88 // europa azul “AITA MARI”, UN HÉROE POPULAR ❒ Nacido hace dos siglos, protagonizó los más espectaculares rescates marinos del Cantábrico. ❒ Su acción dio pie a la creación del Cuerpo de Voluntarios para el Salvamento Marítimo. ✍ Textos y fotos Alberto López Echevarrieta
“Que nadie se atreva a hablar, que está pasando un marino”. Así reza una de las estrofas de la canción “Con toda la mar detrás” de Patxi Andión. Su letra constituye un homenaje al pescador José María Zubía Cigarán, a quien todos le conocieron como “Aita Mari”. V i - vió hace dos siglos, pero sus hazañas las siguen relatando los viejos lobos de mar a sus nietos porque está presente en la memoria de los vascos que tiene algo que ver con el mar. La copla popular, en la desgarrada voz de Andión, habla de quien “sólo tuvo el derecho a tutear a la mar” como miembro de un colectivo de “trabajadores del agua que no se saben marear”, unos hombres “masculinos como el viento”… Es el tributo a un héroe popular que dio su vida por arrancar a la mar la de sus compañeros en plena zozobra. “Miradles bien, miradles bien; son 38 llevando la arboleda”… Puerto Viejo de San Sebastián. Viejas casas, pesqueros amarrados, desembarco de pesca, carros llevando cajas de pescado, recomposición de redes… Todo ello, mezclado con un penetrante olor a mar, aporta colorido marinero a una zona en la que se alza un curioso monumento con un busto dedicado a “Aita Mari”. Al pie se escribió el siguiente texto en euskera guipuzcoano: “Mari Aita Mari! Amaika bizi osatu zuk itxasoari! Itxasoak baña, bere amorruetan zeroki ordaña. Mari! Gure Mari!”(“Mari, Padre Mari! Robó usted infinidad de vidas a la mar! La mar, sin embargo, en su rabia le tomó a usted mismo como pago ¡Mari! ¡Nuestro Mari!”). Muchos turistas que pasean por el muelle se paran a observarlo y, ante cualquier incomprensión, siempre hay alguien que se presta a aclarar quién fue aquel hombre que, cubierto con la “txapela”, es objeto de tanta admiración y cariño. De esta forma, la historia de “Aita Mari” se perpetúa formando parte de la leyenda. Pescador antes de nacer La vida de José María Zubía, conocido popularmente por “Aita Mari”, podría ser común a la de otros lobos de mar nacidos en la costa cantábrica. Vino al mundo el 18 de marzo de 1809 en la localidad guipuzcoana de Zumaya como hijo de una modesta familia de pescadores. Nada de extrañar, por tanto, que desde pequeño sintiera ganas de emular a los suyos en el duro faenaje marino. A los diez años cumplió uno de sus primeros sueños de infancia: Acompañar a su padre en salidas mar adentro. Poco le importaba el pequeño espacio operativo de aquellas lanchas. El niño ayudaba en cuanto le era posible. Así se forjó el marino. Su juventud se vio jalonada con las más diversas pruebas a que le sometió la mar. Los tempraneros callos que aparecieron en las manos de aquel muchacho eran las mejores pruebas de su laboriosidad. Se crecía con los temporales y su nave conseguía mantenerse sobre las aguas en las peores condiciones sin desatender por ello sus aparejos. Llegó un momento en que Joxe Mari, como entonces se hacía llamar, consideró que estaba preparado para emprender la gran aventura de su vida: Hacer las Américas. Que 20 años no es nada… reportaje Con 21 años se enroló en un mercante que comerciaba con América. Para él, acostumbrado a la lucha diaria contra el oleaje, aquel viaje tuvo tintes vacacionales. Sus ideas eran claras: Unos años en el Nuevo Continente hasta conseguir ahorrar un dinerito y luego el regreso. Sin embargo, aquella tranquilidad no iba con su carácter y a diario pasaban por su mente las imágenes del pequeño bajel enfrentándose al fuerte oleaje del Cantábrico. Fueron veinte años de trabajo intenso en los que también estuvo tentado de quedarse hasta convertirse en un rico indiano, pero lo suyo era la pesca en las costas guipuzcoanas, el reto, la aventura… Así, en cuanto consiguió un pequeño capital, no lo pensó dos veces y emprendió el retorno. europa azul // 89 ❯❯