Cristianismo en crisis - Luz para las Naciones Internacional
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Sinceram<strong>en</strong>te, no pi<strong>en</strong>so que volveré a ser feliz de<br />
nuevo. En un fatídico instante todo mi mundo se desbarató.<br />
En un mom<strong>en</strong>to, el <strong>en</strong>tusismo; al sigui<strong>en</strong>te mom<strong>en</strong>to, el<br />
p<strong>en</strong>osísimo dolor. ¡Si fuera posible volver el tiempo hacia<br />
atrás! Por favor, Dios, esto no puede pasar. ¿Cómo puedes<br />
permitir que esto suceda? jPor favor, ayúdame!<br />
Con mi m<strong>en</strong>te dando vueltas, pude recoger a mi hijo que<br />
estaba seriam<strong>en</strong>te herido y correr con él hacia el hospital más<br />
cercano. Yo s<strong>en</strong>tía como si un puñal estuviera atravesándome<br />
el corazón.<br />
Solam<strong>en</strong>te hacía unas horas que yo había regresado a<br />
casa después de un viaje relacionado con mi ministerio. Mi<br />
hijo David se había introducido tranquilam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nuestra<br />
habitación <strong>en</strong> <strong>las</strong> primeras horas de la mañana. "Papá -susurró<br />
EI-, ¿crees que puedas ayudarme a armar mi bicicleta<br />
hoy?". Suavem<strong>en</strong>te, como si no quisiéramos despertar a nadie<br />
más <strong>en</strong> la casa, desc<strong>en</strong>dimos <strong>las</strong> escaleras. Juntos llevamos a<br />
la cocina la caja que cont<strong>en</strong>ía la nueva bicicleta y empezamos<br />
a desempaquetarla.<br />
Lo que pasó a continuación todavía está empañado <strong>en</strong> mi<br />
m<strong>en</strong>te. David sacó un afilado cuchillo de una de <strong>las</strong> gavetas.<br />
Impulsivam<strong>en</strong>te introdujo el mismo <strong>en</strong> el cartón y empezó a<br />
cortar con todas sus fuerzas. Inesperadam<strong>en</strong>te la <strong>en</strong>voltura<br />
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