114 Retrato <strong>de</strong> Don Alejandro Bareño. Londres. (óleo)
EL NÚMERO 317 XVII TAMBIÉN repercutieron en el ánimo <strong>de</strong>l pueblo español aquellos acontecimientos europeos. El malestar y el espíritu <strong>de</strong> protesta cal<strong>de</strong>aban el ambiente bastando sólo la chispa o el inci<strong>de</strong>nte para <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar la tempestad. Este espíritu revolucionario enrarecía hasta el ambiente aburguesado <strong>de</strong> Bilbao, dulce remanso <strong>de</strong>l dinero en aquella época y refugio tranquilo <strong>de</strong> submarinos alemanes. Después <strong>de</strong> los gloriosos días <strong>de</strong> la Semana Roja, <strong>de</strong> Barcelona, <strong>Gustavo</strong> <strong>de</strong> <strong>Maeztu</strong> vuelve a sacar <strong>de</strong>l armario y envuelta en una hoja <strong>de</strong> El Motín su vieja pistola -que, según dice, perteneció al teniente Ruiz- acariciando a tan leal compañera. Era en Agosto <strong>de</strong> 1917. Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ésas, que hasta los cafés están cerrados y que la impaciencia espera los acontecimientos en el ambiente <strong>de</strong> tragedia, con la disculpa <strong>de</strong> quién hacía mejor el coctail, unos cuantos revolucionarios peligrosos nos reunimos en el taller <strong>de</strong> <strong>Gustavo</strong>. En Bilbao no había pan ni nada; pero a nosotros nos sobraba humor, y allí nos fuimos a endulzarnos en la porfía. Y no es que a aquel comité secreto le gustara emborracharse, pero prueba <strong>de</strong> éste; toma éste; éste tiene mostaza, aquél pipermín, el caso es, que confiando en nuestra audacia, <strong>de</strong>cidimos tomar el cuartel <strong>de</strong> San Francisco. El convencional Masip era partidario <strong>de</strong> aplazar el golpe hasta el día <strong>de</strong> la jura <strong>de</strong> ban<strong>de</strong>ra, ya que este día las tropas no están en el cuartel. Pero Ramón López Chico quería que a la Gloria no empañase ni la duda <strong>de</strong> un porqué. Murciano, el representante <strong>de</strong> la publicidad <strong>de</strong> El Sol, se puso tierra por medio. El convencional Masip estuvo encerrado seis días en la caja <strong>de</strong> caudales <strong>de</strong> una oficina. ¡Cualquiera lo buscaba! Y Murciano no volvió más por Bilbao. Mientras fui el preso 317, viví entre bayonetas caladas, pero acostumbrado a ellas, no pienso reírme tanto en la vida. Un charangón, el <strong>de</strong>l acorazado Alfonso XIII -no he oído jamás tocar peor- nos daba conciertos al oscurecer, mientras hacinados y tumbados en el suelo hombres y mujeres, fumábamos y comentábamos, como buenos revolucionarios, los acontecimientos. Otazua, Couceiro, Madinabeitia y Mendoza, fueron mis compañeros aquellas horas <strong>de</strong> risa y <strong>de</strong> piojos. Nada diré <strong>de</strong> cuanto vi, oí y observé, porque no hace al caso, pero a los pocos días salía roto y barbudo como un revolucionario <strong>de</strong> zarzuela. Pero <strong>de</strong> <strong>Gustavo</strong> nada sabían mis amigos. Unos aseguraban que agarraba la cabeza, mientras <strong>Gustavo</strong> nos seguía escurriendo el bulto, como el que preten<strong>de</strong> dar un esquinazo. Una <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> fusilería al llegar a la calle Hernani <strong>de</strong>sgarra el ambiente, arrancando a las mujeres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los balcones y portales, gritos <strong>de</strong> terror, pero cal<strong>de</strong>ando más GUSTAVO DE MAEZTU por Estanislao M.ª <strong>de</strong> Aguirre 115