26 Estudio. (dibujo) Estudio. (dibujo)
Al día siguiente le contaba yo a un señor <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n, con cara <strong>de</strong> chivo, cómo Bagaría saltaba por encima <strong>de</strong> un ataúd. El chivo se santiguó y se indignó mucho, marchándose refunfuñando: ¡Cómo ha cambiado Bilbao! No, Bilbao no ha cambiado tanto como cree ese chivo, que lee todas las mañanas El Noticiero Bilbaino y toma una taza <strong>de</strong> café con leche con sopas, antes <strong>de</strong> irse a abrir la tienda <strong>de</strong> fajas, boinas y pañuelos que tiene en la calle Ten<strong>de</strong>ría. Bilbao no es una ciudad <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s pecados, y por <strong>de</strong>sgracia no pue<strong>de</strong> comentar aún, cuando <strong>de</strong>spierta, el gran escándalo <strong>de</strong>l día anterior. Bilbao se conforma con sus picardías, con haber tenido un ridículo Curding-Club, y con mirarse todos los días al amanecer en su ría prodigiosa para contemplar en sus aguas grises su fisonomía y su empaque <strong>de</strong> gran ciudad. Aunque <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> esa fisonomía y <strong>de</strong> ese empaque <strong>de</strong> gran ciudad, Bilbao sigue siendo mucho más pueblo <strong>de</strong> lo que cree ese chivo ten<strong>de</strong>ro que cuelga las fajas, los pañuelos y las gorras en la puerta <strong>de</strong> la tienda a la mañana temprano, cuando yo voy para casa, escapando <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> infelices, que a esas horas salen <strong>de</strong> la suya, carraspeando, mirando <strong>de</strong> reojo a los bolsillos ajenos y el pensamiento anidado <strong>de</strong> perversas intenciones. Bilbao tiene su crónica <strong>de</strong> cadáveres aparecidos sobre las aguas <strong>de</strong> su ría, que le dan bastante prestigio. Las pipas <strong>de</strong> los marinos extranjeros extien<strong>de</strong>n su aroma <strong>de</strong> miel y tabaco por sus muelles. Las chimeneas empenachadas <strong>de</strong> humo y los mástiles <strong>de</strong> los barcos, empavesados por las ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong>l mundo, dibujan su gracioso arabesco, y su <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong>sgarrador anuncia a la ciudad doliente. Pero a Bilbao le falta espíritu, ese espíritu <strong>de</strong> ciudad que necesariamente ha <strong>de</strong> adquirir, puesto que tiene una ría maravillosa, que será su camino espiritual, ya que un río es como la frontera única <strong>de</strong> los pueblos. El jazzband, con su estrépito extravagante y su casaca colorada, es el mejor invento <strong>de</strong>l Demonio, en este siglo <strong>de</strong> pecados y militarismo. Pero hasta que esto ha llegado, transcurría Bilbao enrarecido por la continencia y la austeridad. Triste campamento <strong>de</strong>l tullido y <strong>de</strong>rrotado carlismo, don<strong>de</strong> la gestación <strong>de</strong> un gesto romántico se iniciaba. Por entre sus calles sombrías, que emanan efluvios <strong>de</strong> café tostado, <strong>de</strong> chocolate y <strong>de</strong>más esencias ultramarinas, por entre sus calles, <strong>de</strong> aspecto judío, <strong>de</strong> comerciantes y <strong>de</strong> tabernas, con un palo <strong>de</strong> regaliz en la boca, y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l brazo un folletón comprado don<strong>de</strong> Pepita, <strong>Gustavo</strong> <strong>de</strong> <strong>Maeztu</strong> y Whitney mero<strong>de</strong>aba las cercanías <strong>de</strong>l Instituto ya <strong>de</strong>rruido por el instinto salvaje <strong>de</strong> un arquitecto. En aquellos años, el Destino, y lo poco que aprendí en Orduña, quisieron que coincidiese yo, en la clase <strong>de</strong> Agricultura que explicaba Ferrer, con <strong>Gustavo</strong> <strong>de</strong> <strong>Maeztu</strong>. GUSTAVO DE MAEZTU por Estanislao M.ª <strong>de</strong> Aguirre 27