Descargar PDF - Museo Gustavo de Maeztu
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XXII<br />
¡CUÁNTOS AMIGOS SE VAN!<br />
POR el negro sen<strong>de</strong>ro, que atraviesa el Bosque <strong>de</strong> la Duda, y con los ojos abiertos<br />
hacia el Misterio... ¡se fueron sus sombras blancas!<br />
¡Qué cerca sonó para nosotros la hora <strong>de</strong>l reloj fatal!<br />
Tu frente serena y tus i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> Amor, ¡pobre Raimundo!, te redimieron en este<br />
Valle <strong>de</strong> lágrimas, don<strong>de</strong> sólo la flor <strong>de</strong>l sacrificio besó tu frente, sin otra recompensa<br />
que nuestra pobre amistad. ¿Por qué te fuiste? .¿Es: que los ojos abiertos, bondadosos<br />
y suplicantes <strong>de</strong> Ramón, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otro lado <strong>de</strong> la tumba, te esperaban? Fue tu vida<br />
sacrificio y seguiste a la sombra blanca <strong>de</strong> tu amigo. ¡Qué vale la vida!<br />
No quisiste vivir más y tu sangre tiñó una mañana la tierra <strong>de</strong> aquel pueblo que<br />
te negó Todo. ¡Pobre Sarría!, hasta lo que tú más querías, «más que a tu propia vida»,<br />
puso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> epitafio tu muerte.<br />
¡También tu vida bondadosa, querido Agustín, quiebra el Destino!<br />
Y tú, Padre Elizondo, mueres como viviste: ¡besando tu cordón franciscano! También<br />
las olas <strong>de</strong>l mar, enrojecidas por tu sangre, besaron tu cuerpo santo y esos hábitos<br />
que tú tanto amaste.<br />
Si la tierra es fría, el calor <strong>de</strong> nuestro cariño llegará hasta el sereno reposo <strong>de</strong> vuestros<br />
cuerpos yertos. ¡Que un sauce llorón bese con sus ramas la tierra que os cubre,<br />
y que esas rosas blancas, cultivadas por Atropos, Laquesis y Cloto, sean eternas, ya que<br />
están regadas por nuestras lágrimas!<br />
¡Noche eterna! ¿Por qué das tanto frío...?<br />
<br />
GUSTAVO DE MAEZTU por Estanislao M.ª <strong>de</strong> Aguirre 141