Nezar - LETRA SABIA - Servicios Editoriales
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Adonde tú vayas<br />
–¡Palmira! Un bonito nombre. Me recuerda a un libro que hace proselitismo<br />
del ateísmo. Pero suena bien.<br />
–Pues mi mujer es muy religiosa. Es muy católica, apostólica, Romana.<br />
–Pues mi madre no lo es. Y eso que en estas circunstancias creer<br />
en Dios ayuda mucho.<br />
–Sí, eso es verdad, por lo menos en lo que a mí concierne. Yo no<br />
era creyente hasta que mi mujer lleva viva con este tratamiento desde<br />
hace nueve años.<br />
–Y lo que le queda, si Dios quiere –afirmó Nono.<br />
–Sí, si Dios quiere –afirmó Juan.<br />
En el transcurso del tiempo, Rosa y Palmira se hicieron amigas.<br />
Ambas se contaban todo lo que habían hecho a lo largo de la semana.<br />
Llegó un momento que comenzaron a ver las mismas series de televisión<br />
y las mismas películas. Rosa le hablaba a Palmira como si se tratase de<br />
su difunta madre y también se sentía segura al ver la fortaleza que tenía<br />
su amiga: una mujer mayor que ella que padecía la misma enfermedad.<br />
Nono, por estos acontecimientos, también se sentía feliz, creía que Palmira<br />
era una persona que Alá había puesto en el camino de su madre<br />
para que ésta se sintiera mejor e hiciera más llevadera su enfermedad.<br />
El calendario le había dado la bienvenida al mes de diciembre y el<br />
helor al anochecer se hacía de notar en la terraza de un edificio de cuatro<br />
pisos como el de su madre. Nono estaba en lo alto, mirando el horizonte<br />
al anochecer. Se llevó una sorpresa al poder ver con sus propios<br />
ojos, cómo el hilo arqueado de la luna aparecía en el cielo, para anunciar<br />
el noveno mes lunar de Ramadán.<br />
Al ver la luna de Ramadán, Nono pidió por su madre y por todos los<br />
seres humanos para que éstos sintieran amor por Dios. Un Dios que para<br />
aquel desempleado, pero fiel en su fe, había hecho un mundo paradisiaco<br />
y que el egocentrismo humano lo estaba convirtiendo en un pequeño<br />
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