Nezar - LETRA SABIA - Servicios Editoriales
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Adonde tú vayas<br />
lugares había coches viejos, algunos quemados y muchos escombros. La<br />
frontera con Marruecos, por la zona de Beni Enzar, era un maremágnum<br />
de gente gritando y cargando sacos enormes de yute y plástico. Además,<br />
en la zona perimetral había una carretera de unos siete u ocho kilómetros.<br />
Junto a ella, había una enorme alambrada de varios metros de altura,<br />
coronada por una concertina llena de pequeñas cuchillitas cortantes.<br />
Sin embargo, Nono, en aquella mañana donde el sol apareció entre<br />
las nubes, fue al centro de la ciudad y su concepto sobre la urbe cambió<br />
por completo. La alegría y el sol del cielo constataba la belleza que<br />
nacía de aquella tierra: Un bello edificio de estilo arquitectónico Art Decó<br />
era el Palacio de la Asamblea que también hacía las funciones de Ayuntamiento<br />
de la ciudad. Además, este edificio contrastaba con dos edificios<br />
contiguos a éste de un bello estilo modernista y que, como<br />
torreones celestiales, daban la bienvenida a la atractiva Avenida Juan<br />
Carlos I, la principal de Melilla. La calle paralela a dicha avenida albergaba<br />
un parque bastante grande de estilo sevillano, rebosante de colores<br />
armoniosamente combinados por una amalgama de diferentes árboles y<br />
flores. Se trataba del Parque Hernández que, visto desde cualquier azotea<br />
de los altos edificios que le rodean, tenia forma de cañón.<br />
La Biblioteca Municipal, con sus tejados moriscos al más puro estilo<br />
andalusí, contrastaba con el estilo arquitectónico historicista y Racionalista<br />
de los edificios del Banco de España y del Casino Militar. La<br />
expresión de la mayoría de los estilos arquitectónicos del pasado Siglo XX<br />
se reunían en una coqueta glorieta circular llamada Plaza de España, en<br />
cuyo monumento central surgía una bella fuente de piedra, de donde<br />
brotaba agua cristalina y abundante.<br />
Al salir de aquella bella plaza, frente al Puerto, se hallaba la zona<br />
más antigua de la ciudad, coronada por una iglesia vetusta del Siglo XVI<br />
y por un viejo campanario desde donde ondeaba la bandera azul con el<br />
escudo de la ciudad: se trataba del Museo Arqueológico de Melilla. Las<br />
vistas desde la ciudad amurallada a un paseo marítimo de más de tres<br />
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