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Nezar - LETRA SABIA - Servicios Editoriales

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Adonde tú vayas<br />

–Quiero ir a la 225.<br />

–Suba a la segunda planta. Es la última habitación –le indicó el recepcionista.<br />

Nono subió corriendo las escaleras y justo a la entrada de la habitación,<br />

se encontró con su abuelo, cuyos ojos le delataban: se notaba tenía<br />

fiebre. La monja, que también estaba en el interior, al ver al joven,<br />

salió en silencio del lugar. Tan pronto como su abuelo le vio llegar, le<br />

besó y le abrazó, mientras se emocionaba.<br />

Nono entró y la habitación estaba completamente vacía salvo una<br />

mujer que estaba postrada en una cama e hinchada, como si le hubieran<br />

metido aire. Rosa aparentaba unos 70 años de edad. Además de tener<br />

un quiste enorme en la frente, su rostro inspiraba sufrimiento en su<br />

más ignota inconsciencia. Respiraba con fuertes estertores, gracias a la<br />

ayuda que le ofrecía una mascarilla de oxígeno.<br />

–Si quieres llorar, pasa al aseo –le dijo el abuelo.<br />

Nono no fue a ningún sitio. Le besó la frente a su madre e intentó<br />

cogerle sus manos. Ella no le dejaba, se las retiraba con toda la fuerza<br />

que podía hacerlo un enfermo terminal de cáncer de pulmón.<br />

–Tranquilízate mamá, respira a fondo y a un ritmo que puedas llevar<br />

más tranquila, que pronto todo habrá terminado. Déjame cogerte la<br />

mano… ¡Pero déjame!… ¡Abuelo! ¿Qué le pasa? ¡No puedo apenas tocarla.<br />

¡Está como endemoniada!<br />

–¿Y cómo va a estar si se está muriendo y en su casa están todos<br />

comiendo y su hija se la ha dejado sola porque ya le tocaba la hora de<br />

descansar?<br />

–¡Abuelo! – le respondió su nieto enfadado–. ¿Cómo le dices esas<br />

cosas a mamá? ¿No ves que eso le hace daño? Aunque esté inconsciente,<br />

debes de decir cosas que no le depriman su ánimo.<br />

Al ver Enrique con la determinación con la que le había hablado su<br />

nieto, no tuvo más remedio que disculparse. Fue en ese preciso instante<br />

cuando Nono sintió cómo el tacto suave de una piel fría le rozaba la mu-<br />

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