Leamos juntos - CRA
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día dejan de leerles a los chicos, pensando equivocadamente que ya no lo necesitan o que se las<br />
pueden arreglar solos. es cierto que pueden hacerlo por sí mismos, pero perder la lectura en voz alta<br />
compartida es una pena.<br />
¿Y si en la escuela los maestros tampoco leen, qué hacemos? Porque es un hecho que<br />
muchos docentes no son lectores.<br />
ahí estamos en problemas, y por eso este tipo de libros. el docente debería ser un lector competente,<br />
para estar motivado y saber motivar. esto es básico y no siempre se consigue, es cierto. De hecho<br />
esa realidad es una traba para muchos buenos programas y acciones de promoción de la lectura,<br />
que, sin embargo, abortan precisamente porque los mediadores encargados de promover la lectura<br />
no son lectores. lo mismo pasa en muchísimas familias, claro, pero siempre se tiende a pensar<br />
que los docentes tienen una responsabilidad mayor. es más cómodo pensar así. pero no se trata de<br />
culpabilizarlos, sino de comprenderlos y reorientarlos, que es lo que se está intentando hacer en todo<br />
el país. O sea, hacer docencia lectora con los propios docentes. enseñarles que si ellos mismos no son<br />
lectores, hay una contradicción esencial, porque la docencia es, debe ser, una profesión de lectores.<br />
ahora bien, ¿cómo resolver el problema cuando nos encontramos con docentes no lectores? pues<br />
son los mismos padres, en su progreso lector, los que tienen la posibilidad, y la responsabilidad,<br />
de ayudarlos.<br />
¿Y la televisión, qué hacemos con la tele que tanto fascina a los chicos?<br />
Bueno, también fascina a los grandes. De manera que nuevamente empecemos por ahí: la televisión<br />
no es un problema de los chicos sino de los grandes. eso en primer lugar. Y luego: es imposible<br />
eliminar la televisión, pero es posible, y necesario, controlarla.<br />
por lo tanto, son los adultos los que deben “hacer algo”. Y particularmente los adultos de familias<br />
con mejores posibilidades socioeconómicas, donde se supone que debería haber mayor calificación<br />
para advertir que demasiada televisión es dañina para los chicos. sin embargo, la experiencia viene<br />
demostrando que no es así, sino todo lo contrario. Hoy abundan los hogares en los que hay más de<br />
un televisor, e incluso es común que cada hijo/a tenga su propia tV en su cuarto.<br />
en cambio, en los hogares de menores recursos –y es un hecho que a mayor marginalidad mayor<br />
riesgo– suele creerse con mayor inocencia que la televisión “calma” a los chicos, que parecen<br />
tranquilizarse ante las imágenes en movimiento y, entre otras cosas, manifiestan menos reclamos y<br />
hasta disimulan el hambre que pueden estar sintiendo.<br />
es mucha la gente que se manifiesta consciente de la importancia de la lectura y de los límites a la<br />
televisión, pero que no hace nada. O dicen, auto disculpándose, que “no saben qué hacer”. lo cual<br />
no deja de ser una leve hipocresía, porque si uno sabe que el exceso de televisión es malo para<br />
los chicos, todo lo que debe hacer es apagarla, o ponerle límites, o fijar horarios y/o vigilar el tipo<br />
de programas que los chicos verán. e igualmente, si uno sabe que es importante la lectura para los<br />
chicos, todo lo que debe hacer es leerles.<br />
es innegable la conexión entre televisión y escolaridad. pero también lo es –y hay muchísimas<br />
experiencias– que hacen falta autocontroles que permitan disfrutar la tecnología logrando que no<br />
afecte ni los estudios ni la sensibilidad de los niños.<br />
Lo que más preguntan los docentes<br />
¿Por qué es importante la lectura?<br />
la lectura en el HOGar: acercamientOs Y experiencias<br />
siempre nos enfrentamos a esta pregunta, aunque no se la formule abiertamente. Y la respuesta es<br />
que es importante porque el que más lee, más sabe; el que más sabe, es más inteligente porque<br />
entrena su talento natural; y el que es más inteligente, tiene mayores posibilidades de que le vaya<br />
mejor en la escuela y en la vida.<br />
Y al contrario: el que menos lee, menos sabe; el que menos sabe, suele ser más necio; y el necio<br />
tendrá siempre menores posibilidades tanto en la escuela como en la vida y su horizonte probable<br />
es la ignorancia.<br />
por supuesto que hay muchísimos ignorantes que “triunfan” en la vida, pero vea usted sus conductas<br />
privadas, su sensibilidad y su comportamiento social. seguro que usted no quiere eso para sus hijos.<br />
De la misma manera, la potencia de la lectura se aprecia en esta especie de secuencia que juzgo<br />
felizmente inevitable: el que más lee, lee mejor; el que mejor lee, más disfruta y el que más disfruta,<br />
más lee. Y quien más lee, más sabe y entonces duda más y más cuestiona e investiga.<br />
es por eso que la lectura es el camino natural y directo para que una nación tenga mejores ciudadanos.<br />
la lectura es esencial para la construcción de ciudadanía en Democracia y por eso nos parece que el<br />
Derecho a leer debería tener rango constitucional.<br />
michèle petit, después de entrevistar a decenas de jóvenes franceses marginales, la mayoría<br />
inmigrantes o de origen extranjero, descubrió cómo la lectura les había permitido reconocer sus<br />
identidades, lenguaje, peculiaridades y diferencias, para concluir esta idea preciosa: “la lectura es un<br />
atajo que lleva de la rebelde intimidad a la construcción de ciudadanía”. 9<br />
9 Petit, Michèle. Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México, Fondo de Cultura Económica, 1999.<br />
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