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Le <strong>dije</strong> adiós a <strong>las</strong> <strong>citas</strong> <strong>amorosas</strong><br />

físicamente, solo para ser abandonados por otros que dicen no estar preparados para<br />

estab<strong>le</strong>cer un compromiso más serio y formal.<br />

La intimidad es una experiencia hermosa la cual Dios desea que disfrutemos. Pero<br />

Dios quiso que el cumplimiento de la intimidad sea el resultado de un compromiso<br />

fundamentado en el amor. Quizá pienses que la intimidad entre un hombre y una<br />

mujer no es nada más que el merengue de azúcar que cubre el pastel de una relación<br />

que se dirige hacia el matrimonio. Si consideramos la intimidad desde este punto de<br />

vista, entonces la gran mayoría de los noviazgos y <strong>las</strong> <strong>citas</strong> son nada más que puro<br />

merengue de azúcar. Por lo general carecen de propósito o de un destino definido.<br />

En la mayoría de los casos, especialmente durante los años de escuela secundaria, el<br />

noviazgo a corto plazo esta supliendo solamente <strong>las</strong> necesidades del mundo. Las<br />

personas que regularmente tienen <strong>citas</strong>, lo hacen porque anhelan disfrutar a los<br />

beneficios emociona<strong>le</strong>s y físicos, sin la responsabilidad de un verdadero compromiso.<br />

De hecho, de eso mismo es que trataba la revolución original del noviazgo y <strong>las</strong> <strong>citas</strong>.<br />

Es importante reconocer que esta práctica no ha estado con nosotros siempre. Veo<br />

<strong>las</strong> <strong>citas</strong> y el noviazgo a corto plazo, como el producto de nuestra cultura Americana<br />

la cual es motivada por todo lo que es entretenimiento y donde todo es desechab<strong>le</strong>.<br />

Años antes de la revista norteamericana ―Seventeen‖ comenzara a ofrecer<strong>le</strong> a los<br />

ado<strong>le</strong>scentes consejos sobre que hacer durante una cita, <strong>las</strong> cosas era comp<strong>le</strong>tamente<br />

diferentes.<br />

A principios del presente siglo veinte, un chico y una chica se involucraban<br />

románticamente solo si estaban planeando casarse. Si un joven visitaba con frecuencia<br />

la casa de una joven, los familiares y amigos suponían que su intención era declarar<strong>le</strong><br />

su amor. Sin embargo, los cambios de actitud en la cultura y la l<strong>le</strong>gada del automóvil<br />

trajeron cambios radica<strong>le</strong>s.<br />

Las nuevas reg<strong>las</strong> dieron a <strong>las</strong> personas la oportunidad de dar<strong>le</strong> rienda suelta a todas<br />

<strong>las</strong> emociones del amor romántico, sin la más mínima intención de casarse. La autora<br />

Beth Bai<strong>le</strong>y documenta estos cambios en el libro ―From Front porch to Back Seat‖<br />

(―De la puerta de la casa hacia el asiento trasero del auto‖), habla sobre la diferencia<br />

entre <strong>las</strong> actitudes de la sociedad cuando el noviazgo a corto plazo y <strong>las</strong> <strong>citas</strong> se<br />

convirtieron en la norma, el amor y romance l<strong>le</strong>garon a convertirse en cosas que la<br />

gente podía disfrutar sólo por su valor recreativo.<br />

A través de los años desde 1920, muchos han sido los cambios en la sociedad; la<br />

tendencia de procurar la intimidad sin compromiso en los noviazgos y <strong>las</strong> <strong>citas</strong>,<br />

permanece casi igual.<br />

Para los cristianos, este desvío brusco y negativo es la raíz de los prob<strong>le</strong>mas en el<br />

noviazgo. La intimidad sin compromiso despierta los deseos – emociona<strong>le</strong>s y físicos –<br />

que en la pareja, ninguno de los dos pueden suplir correctamente.<br />

En la primera carta de Tesalonicenses 4:6 la Biblia se refiere a esto como agravio o<br />

engañar a alguien al e<strong>le</strong>var <strong>las</strong> expectativas de lo que puede ser, y no cumplir con lo<br />

prometido. El pastor Stephen Olford describe el agravio como ―despertar cierto<br />

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