joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Le <strong>dije</strong> adiós a <strong>las</strong> <strong>citas</strong> <strong>amorosas</strong><br />
te encuentras compartiendo en un grupo de amigos, y cuando ves que esa persona en<br />
particular está hablando con otro sientes… algo. ¿Celos? ¿Sentimientos posesivos?<br />
Tratas de razonar y dices: ―¿por qué me siento así? Sólo somos amigos. Somos<br />
hermanos en Cristo…‖ puedes decir lo que quieras, pero en lo más profundo de tu<br />
ser sabes que estás ―crujiendo‖.<br />
Amigos por siempre<br />
Debo confesar que para vergüenza propia, poseo todo un archivo de ―crujientes‖<br />
historias; amistades con amigas que se complicaron y se arruinaron, sólo porque nos<br />
involucramos románticamente. Les voy a relatar una de estas historias para ilustrar<strong>le</strong>s<br />
como puede progresar este ―crujir‖.<br />
A los 17 años de edad yo acababa de terminar con una relación que duró dos años,<br />
por medio de la cual experimenté muy de cerca, los escollos que hay en tener<br />
habitualmente <strong>citas</strong> y noviazgos a corto plazo. Aunque mi ex novia era y continúa<br />
siendo una persona maravillosa, nuestra relación terminó en medio de lamentos y<br />
arrepentimientos. Pero ahora yo tenía la oportunidad de comenzar de nuevo y estaba<br />
decidido a evitar los errores del pasado. Por lo tanto, desarrollé un simp<strong>le</strong> plan: hasta<br />
que yo esté preparado para el matrimonio y haya encontrado la joven perfecta, sólo<br />
voy a estab<strong>le</strong>cer amistades con el sexo opuesto<br />
Más fácil decirlo que hacerlo.<br />
Mis intenciones eran buenas, pero me puse en marcha con una comprensión ingenua<br />
sobre la natura<strong>le</strong>za de <strong>las</strong> relaciones entre chicos y chicas. En ese tiempo, yo pensaba<br />
que la amistad con una chica significaba que no la besabas o que no salías en una cita<br />
oficial. Obviamente yo tenía mucho que aprender.<br />
Con mi limitado entendimiento, me embarque en estab<strong>le</strong>cer mi nuevo estilo de<br />
relaciones con <strong>las</strong> chicas. No pasó mucho tiempo antes que se presentara la<br />
oportunidad de poner a prueba mis ideas. Conocí a Chelsea el verano anterior a mi<br />
último año de escuela superior. Era mi compañera de estudios en The Summit (la<br />
cumbre), un campamento de entrenamiento para líderes cristianos que se estaba<br />
ce<strong>le</strong>brando en un pintoresco pero destartalado hotel en colorado Springs. Chelsea y<br />
yo nos conocimos un día en <strong>las</strong> esca<strong>le</strong>ras mientras nos dirigíamos a nuestras<br />
respectivas c<strong>las</strong>es. Era una hermosa muchacha de cabello oscuro de<strong>le</strong> stado de<br />
Kansas que irradiaba salud, una creyente madura, de buena familia, y tan americana<br />
como el pastel de manzanas – atlética y audaz- este fue definitivamente uno de esos<br />
casos de ―gustarse‖ a primera vista.<br />
Durante el transcurso del campamento, dedicamos tiempo a conocernos, hablando<br />
en la fila del almuerzo, y jugando tenis los días designados para el deporte. Nos<br />
fuimos conociendo mejor cuando junto a un grupo de estudiantes y decidimos<br />
caminar más de 22 Km para subir la cima del Piques Peak, la montaña más alta.<br />
Mientras duró la travesía, Chelsea me contó sobre su vida en el pequeño pueblo<br />
donde su padre trabajaba como abogado y yo <strong>le</strong> conté sobre mi vida en el estado de<br />
84