joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Le <strong>dije</strong> adiós a <strong>las</strong> <strong>citas</strong> <strong>amorosas</strong><br />
Al haber sido criada en un pueblo pequeño donde no había muchos chicos<br />
cristianos, Jessica nunca <strong>le</strong> prestó atención al tema de <strong>las</strong> <strong>citas</strong>. Sus amigas suplían su<br />
necesidad de compañerismo; <strong>las</strong> tareas, el vo<strong>le</strong>ibol, el beisbol la mantenían bastante<br />
ocupada. Durante su tercer año de escuela superior Jessica escuchó una conferencia<br />
para jóvenes titulada ―Una perspectiva bíblica sobre el romance‖. El orador<br />
mencionó que cómo tener habitualmente <strong>citas</strong> contradecía los principios bíblicos.<br />
Jessica se sorprendió ante la sensatez de <strong>las</strong> ideas expresadas. Ella nunca había<br />
tomado una decisión consciente de ―no practicar <strong>citas</strong>‖, pero ahora comprendía por<br />
qué siempre se había sentido incomoda con el concepto. Mentalmente Jessica<br />
comenzó a contar <strong>las</strong> veces que sus amigas habían sido heridas por relaciones que no<br />
resultaron. ¿No había visto los resultados negativos de esos vínculos?<br />
Fue así como Jessica comenzó su búsqueda para encontrar la manera ―correcta‖ de<br />
hacer <strong>las</strong> cosas. O, como Emily solía decir: ―Emily y su campaña anti-noviazgo‖. Hizo<br />
un recorrido rápido de la biblia en busca de consejos, <strong>le</strong>yó libros, escucho<br />
grabaciones sobre el tema e invirtió varias noches dialogando – a menudo<br />
argumentando – con sus amigas sobre los meritos y peligros de <strong>las</strong> <strong>citas</strong> y el noviazgo<br />
a corto plazo. Jessica apareció de esta búsqueda con sus ―reg<strong>las</strong> acerca del romance‖,<br />
como si fuera Moisés moderno descendiendo del monte Sinaí con los Diez<br />
Mandamientos. Se sentía segura de que su lista de lo que puede y no puede hacer era<br />
la solución a los prob<strong>le</strong>mas de <strong>las</strong> relaciones de todo el mundo… o por lo menos<br />
impedirían que los ella experimentara personalmente.<br />
En primer lugar, Jessica nunca permitiría a si misma involucrarse en relaciones a<br />
corto plazo. Hasta que no sintiera que estaba lista para el matrimonio, <strong>las</strong> <strong>citas</strong><br />
estaban fuera de toda consideración; ella solamente saldría con muchachos como<br />
parte de un grupo. En el momento apropiado para el romance, cualquier muchacho<br />
que haya demostrado interés en ella tendría que hablar primero con sus padres.<br />
Desde ese momento en adelante, Jessica tenía planeado cada detal<strong>le</strong> del escrito.<br />
Después de examinar detenidamente al supuesto pretendiente, papá y mamá <strong>le</strong><br />
otorgarían permiso al joven para cortejarla, ambos se enamorarían locamente el uno<br />
del otro, y el sol saldría en todo su esp<strong>le</strong>ndor durante la ceremonia de boda al aire<br />
libre.<br />
Todo esto era bueno. Muy sabiamente Jessica había desarrollado un nivel alto en sus<br />
objetivos, de hecho, sus reg<strong>las</strong> eran todas solidas. Pero algo <strong>le</strong> faltaba al método que<br />
usó al desarrollar el patrón que <strong>le</strong> servía como guía. Jessica lo había estab<strong>le</strong>cido con<br />
frialdad emocional de un autómata. Sí, es cierto que sus reg<strong>las</strong> tenían sentido, pero<br />
eran solo reg<strong>las</strong> – no se habían hecho en realidad en su corazón -. Solo aquel<strong>las</strong><br />
creencias que brotan del corazón son <strong>las</strong> que podrán mantenerse firmes ante los<br />
fuertes vientos de la emoción. Para ella, la tormenta estaba a punto de desatarse.<br />
Cuando l<strong>le</strong>go a la universidad (una universidad cristiana que había sido se<strong>le</strong>ccionada<br />
precisamente por sus estrictos códigos), se dio cuanta rápidamente de que los códigos<br />
de comportamiento externos en los cua<strong>le</strong>s había depositado su confianza, no fueron<br />
92