joshua-harris-le-dije-adios-a-las-citas-amorosas
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Le <strong>dije</strong> adiós a <strong>las</strong> <strong>citas</strong> <strong>amorosas</strong><br />
posib<strong>le</strong> que hayas escuchado alguien decir estas palabras en algún momento – quizá<br />
tú mismo <strong>las</strong> has usado.<br />
¿Por qué razón será que nos vemos obligado a comparar el amor con una trampa, o<br />
con un estado de desorden mental? ¿Qué es lo que revelan estas declaraciones sobre<br />
nuestras actitudes hacia el amor? Yo creo que la razón por la cual hacemos estas<br />
analogías exageradas, es porque eliminan toda responsabilidad personal. Si una<br />
persona cae presa en una trampa ¿podrá hacer algo al respecto? Si un animal contrae<br />
rabia y corre por todos lados echando espuma por la boca y mordiendo a <strong>las</strong><br />
personas, no puede hacer nada para excusar su comportamiento por cuanto está<br />
rabioso.<br />
¿te parece un poco absurdo dialogar sobre el amor en ta<strong>le</strong>s términos? Ya lo creo. Sin<br />
embargo, tenemos tendencia a expresar nuestras experiencias con el amor de igual<br />
manera. Pensamos en el amor como algo que fuera de nuestro dominio o control y<br />
por lo tanto nos auto disculpamos de tener que comportarnos de manera responsab<strong>le</strong>.<br />
En casos extremos, hay quienes <strong>le</strong> echan la culpa al amor por haber cometido actos<br />
de inmoralidad, asesinato, violación y muchos otros pecados. Está bien, está bien, es<br />
muy posib<strong>le</strong> que ni tú no yo hayamos hecho cosas semejantes; pero quizá <strong>le</strong> has<br />
mentido a tus padres o a tus amigos por causa de una relación. Tal vez ejerciste<br />
presión sexual indebida cobre tu compañero y si el amor está fuera de nuestro<br />
control, es imposib<strong>le</strong> que nos hagan sentir responsab<strong>le</strong>s por ta<strong>le</strong>s hechos. ―Sí, es<br />
cierto que nos hemos comportado imprudentemente, sí, estamos conscientes de<br />
haber<strong>le</strong> hecho daño a otros en el proceso, pero es que no lo pudimos evitar.<br />
Estábamos bajo el hechizo del amor‖.<br />
Una bofetada en la cara<br />
El mundo puede definir y defender al amor en estos términos, pero la Biblia nos ofrece<br />
una perspectiva comp<strong>le</strong>tamente diferente. Para la persona que practica el amor<br />
egocéntrico, gobernado por los sentimientos y fuera de control, al estilo del mundo, la<br />
definición que Dios ofrece del amor puede ser tan sorprendente como una inesperada<br />
bofetada en la cara.<br />
El mundo nos l<strong>le</strong>va a la pantalla grande sobre la cual se proyectan imágenes de pasión<br />
y romance y mientras nosotros <strong>las</strong> observamos el mundo nos dice: ―así es el amor‖.<br />
Dios nos l<strong>le</strong>va al pie de un madero sobre el cual cuelga el cuerpo ensangrentado y<br />
semidesnudo de un hombre, y nos dice: ―así es el amor.‖<br />
Dios siempre define el amor mientras apunta hacia su Hijo. La palabra se hizo carne<br />
y habitó entre nosotros, para darnos un punto de referencia, un ejemplo vivo,<br />
palpitante y revolucionario de lo que es el verdadero amor. El antídoto que nos<br />
ofrece Cristo en contra del veneno del amor egocéntrico ―Jesús dijo a sus discípulos:<br />
si alguno quiere venir en si de mismo, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame,‖<br />
mateo 16:24.<br />
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