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Le <strong>dije</strong> adiós a <strong>las</strong> <strong>citas</strong> <strong>amorosas</strong><br />

Dios diseño nuestra sexualidad para que funcione dentro de la protección y el<br />

compromiso del matrimonio. Dios creó el sexo para que hal<strong>le</strong> su destino en la p<strong>le</strong>na<br />

consumación. Cada paso en el camino de la pureza sexual, desde la primera mirada<br />

entre esposo y esposa hasta el beso nos dirige potencialmente hacia la unidad física.<br />

En el matrimonio, <strong>las</strong> cosas deben progresar, está permitido ―que <strong>las</strong> cosas se nos<br />

vayan de control‖.<br />

Ciertamente creo que no podemos evitar abusar del regalo de Dios del sexo antes del<br />

matrimonio, a menos que escojamos mantenernos totalmente fuera del camino. En<br />

Colosenses 3:5 <strong>le</strong>emos lo siguiente: ―Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:<br />

fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos…‖ el pecado que se<br />

to<strong>le</strong>ra, es el pecado al cual <strong>le</strong> pasamos la mano – el mismo crece y se forta<strong>le</strong>ce.<br />

Santiago nos dice que: ―cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es<br />

atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el<br />

pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz a muerte‖ (Santiago 1: 14-15). Si<br />

permitimos que el pecado comience y continúe, el mismo crecerá más allá de nuestro<br />

control. Solo manteniendo nuestro código de conducta y comportamiento demasiado<br />

alto y matando el pecado en su etapa infantil, es que podremos evitar la destrucción.<br />

Estab<strong>le</strong>ce tu código de comportamiento MUY alto, y la pureza nunca te dará pesar.<br />

3. Que la pureza de otros sea tu prioridad.<br />

Una de <strong>las</strong> mejores maneras de mantener una vida pura es vigilando por la pureza de<br />

los demás. ¿Qué puedes hacer para proteger de la impureza a tus hermanos y<br />

hermanas en Cristo? ¿Qué puedes decir<strong>le</strong>s para a<strong>le</strong>ntarlos a que mantengan sus<br />

corazones firmes en el camino de la justicia?<br />

El apoyo y la protección que <strong>le</strong>s puedas brindar a tus compañeros del mismo sexo es<br />

importante, pero la protección que <strong>le</strong>s puedas brindar a los amigos del sexo opuesto<br />

es inapreciab<strong>le</strong>. En cuanto a la pureza en <strong>las</strong> relaciones – tanto física como emocional<br />

– <strong>las</strong> muchachas y los muchachos por lo general son piedra de tropiezo el uno para el<br />

otro ¿Podrás imaginar la rectitud y la justicia que puede haber si ambos sexos asumen<br />

la responsabilidad de cuidar el uno al otro?<br />

Examinemos algunas maneras específicas para lograr este cometido.<br />

La responsabilidad del varón<br />

Muchachos, ya es tiempo de que defendamos el honor y la justicia de nuestras<br />

hermanas. Es necesario que dejemos de actuar como ―cazadores‖ tratando de atrapar<br />

a una chica y comencemos a vernos como guerreros dispuestos a proteger<strong>las</strong>.<br />

¿Cómo l<strong>le</strong>var esto a cabo? En primer lugar debemos entender que <strong>las</strong> chicas no<br />

batallan con <strong>las</strong> mismas tentaciones con <strong>las</strong> que batallamos nosotros. Los jóvenes<br />

luchamos más con nuestro impulso sexual, mientras que el<strong>las</strong> luchan con sus<br />

emociones. Podemos ayudar a proteger sus corazones al ser sinceros y honestos al<br />

comunicarnos con el<strong>las</strong>. Debemos echar a un lado todo tipo de coquetería y rehusar<br />

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