Escuela de Ciencias Biológicas - Pontificia Universidad Católica del ...
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Actualidad Científica<br />
Vencer a la muerte<br />
Por Javier Carvajal<br />
(ejcarvajal@puce.edu.ec)<br />
Hace poco tiempo<br />
recordaba<br />
aquel pasaje bíblico<br />
sobre la<br />
resurrección <strong>de</strong><br />
Lázaro, amigo<br />
<strong>de</strong> Jesús, quien,<br />
luego <strong>de</strong> muerto,<br />
había sido sepultado en una cueva<br />
que fue sellada con una gran roca.<br />
Como consta en la Biblia, Jesús hizo<br />
el milagro <strong>de</strong> resucitar a su amigo<br />
que al parecer tenía cuatro días <strong>de</strong><br />
haber muerto. El milagro ocurrió<br />
tras pronunciar las palabras: ¡Lázaro,<br />
sal fuera!<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> recordar este impactante<br />
pasaje bíblico, vinieron a<br />
mi memoria otros <strong>de</strong> tipo literario,<br />
como aquel <strong>de</strong>l Cid Campeador, legendario<br />
guerrero que luchó contra<br />
los moros en la España <strong>de</strong>l siglo XI,<br />
quien, según cuenta la leyenda, una<br />
vez muerto, sus tropas le ataron a<br />
su caballo para hacer creer que aún<br />
estaba vivo, ya que su sola imagen<br />
producía terror en las huestes <strong>de</strong> sus<br />
enemigos; así, el Cid “ganó una batalla<br />
aún <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto”.<br />
Recordé también aquella leyenda<br />
urbana acerca <strong>de</strong>l congelamiento <strong>de</strong><br />
Walt Disney, quien muriera en 1966<br />
con cáncer <strong>de</strong> pulmón y posteriormente<br />
fuera incinerado. También<br />
vino a mi mente, la inscripción que<br />
se ve en el sello <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia Francesa:<br />
“À l’immortalité”, refiriéndose a<br />
6 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)<br />
la inmortalidad <strong>de</strong> la lengua francesa<br />
—no <strong>de</strong> sus académicos, que se<br />
hacen llamar “Inmortales”—, solo<br />
para remembrar unos pocos ejemplos<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l interminable número<br />
<strong>de</strong> veces en las que el imaginario<br />
ha jugado con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la vida, la<br />
muerte, la inmortalidad y su infinito<br />
número <strong>de</strong> facetas. Lo antes dicho,<br />
me condujo al pensamiento concluyente<br />
<strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos más<br />
profundos, antiguos e inherentes<br />
que tiene el ser humano es el <strong>de</strong> vencer<br />
a la muerte.<br />
Sin ánimo <strong>de</strong> guiar al lector hacia<br />
la búsqueda <strong>de</strong> la solución <strong>de</strong> este<br />
enigma sin fin —y posiblemente<br />
inútil <strong>de</strong> intentar resolverlo—, únicamente<br />
he querido compartir algunos<br />
<strong>de</strong> mis íntimos pensamientos<br />
con respecto a este fascinante tema<br />
en este nuevo artículo para la revista<br />
Nuestra Ciencia.<br />
Lo que voy a relatar empezó en<br />
un auditorio <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> Fe<strong>de</strong>ral<br />
<strong>de</strong> Minas Gerais, en Brasil, en<br />
junio <strong>de</strong> 2009, don<strong>de</strong> fui invitado a<br />
dar una presentación en la que expuse<br />
acerca <strong>de</strong> la Colección <strong>de</strong> Levaduras<br />
Quito <strong>Católica</strong> y los proyectos<br />
relacionados con levaduras<br />
que llevamos a cabo. Al finalizar mi<br />
exposición, una estudiante <strong>de</strong> <strong>Ciencias</strong><br />
<strong>Biológicas</strong> <strong>de</strong> la mencionada<br />
universidad, me hizo una pregunta<br />
muy sencilla pero —como casi todas<br />
las preguntas sencillas—muy di-<br />
Mi cuerpo será camino,<br />
le daré ver<strong>de</strong> a los pinos<br />
y amarillo a la genista...<br />
Joan Manuel Serrat<br />
fícil <strong>de</strong> contestar. Esa pregunta me<br />
hizo pensar en un tema tan cotidiano<br />
pero insondable y misterioso: la<br />
muerte y la vida.<br />
La vida y la muerte… dos caras<br />
<strong>de</strong> una misma moneda, ambas inter<strong>de</strong>pendientes<br />
aunque en su mecanismo<br />
opuestas. La una que se fundamenta<br />
en la generación <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nivel atómico y molecular,<br />
creando organización a partir <strong>de</strong>l<br />
caos hasta el nivel macroscópico; la<br />
otra, que se encarga <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagregar<br />
el or<strong>de</strong>namiento generando el caos,<br />
siguiendo un proceso <strong>de</strong> reciclaje <strong>de</strong><br />
la materia y la energía, el mismo que<br />
se ha venido repitiendo en nuestro<br />
planeta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 3 500 millones<br />
<strong>de</strong> años, cuando creemos que aparecieron<br />
los primeros organismos<br />
vivos.<br />
La primera ley <strong>de</strong> la termodinámica<br />
nos habla <strong>de</strong> que en el universo<br />
nada se crea ni se <strong>de</strong>struye, todo<br />
se transforma. Entonces, el juego<br />
pendular y perpetuo <strong>de</strong>l cosmos es<br />
generar or<strong>de</strong>n en un momento y en<br />
un espacio, al mismo tiempo que<br />
se provoca <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> igual magnitud<br />
en otro espacio. Lo dicho le<br />
confiere un carácter oscilatorio a lo<br />
que podríamos <strong>de</strong>nominar el par inseparable<br />
“vida-muerte”.<br />
Relacionando lo dicho con el<br />
trabajo que realizamos en nuestro<br />
equipo que investiga la biodiversidad<br />
y aplicaciones biotecnológicas