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Harry Potter and The Deathly Hallows - Gif Animados

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CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS 359<br />

Las primeras bajas de la batalla ya estaban desparramadas en el siguiente pasillo: dos<br />

gárgolas de piedra que normalmente guardaban la entrada a la sala de profesores habían<br />

sido destrozadas por una maldición que había entrado por una ventana rota. Sus restos<br />

se arrastraban débilmente en el suelo, y cu<strong>and</strong>o <strong>Harry</strong> saltó sobre una de las cabezas sin<br />

cuerpo, esta gimió ligeramente.<br />

“Oh, no te preocupes por mí... simplemente me quedaré aquí desmenuzada...”<br />

Su fea cara de piedra hizo pensar a <strong>Harry</strong> en el busto de mármol de Rowena Ravenclaw<br />

en la casa de Xenophilius, adornado con ese alocado tocado... y después en la estatua de<br />

la torre de Ravenclaw, con la diadema de piedra sobre los rizos blancos...<br />

Y cu<strong>and</strong>o llegó al final del pasillo, el recuerdo de una tercera figura de piedra volvió a<br />

él, una de un viejo brujo, uno en cuya cabeza el mismo <strong>Harry</strong> había colocado una peluca<br />

y un destrozado sombrero viejo. La conmoción recorrió a <strong>Harry</strong> con el calor del whisky<br />

de fuego, y casi tropezó.<br />

Sabía, por lo menos, dónde le estaba esper<strong>and</strong>o el Horrocrux.<br />

Tom Ryddle, que no confiaba en nadie y trabajaba sólo, podía haber sido tan arrogante<br />

como para asumir que él, y sólo él, había penetrado en los misterios más profundos del<br />

castillo de Hogwarts. Por supuesto, Dumbledore y Flitwick, esos estudiantes modelo, nunca<br />

habían puesto un pie ese lugar concreto, pero él, <strong>Harry</strong>, se había desviado del camino<br />

habitual en sus días de colegio... había al menos un lugar secreto que él y Voldemort<br />

conocían, que Dumbledore nunca había descubierto...<br />

Fue devuelto a la realidad por la profesora Sprout, que pasó con estruendo llev<strong>and</strong>o<br />

detrás a Neville y a una media docena más de alumnos, todos con orejeras y lo que<br />

parecían ser gr<strong>and</strong>es plantas en macetas.<br />

“¡M<strong>and</strong>rágoras!” bramó Neville a <strong>Harry</strong> por encima del hombro mientras corría. “Vamos<br />

a lanzarlas por las paredes... ¡no les va a gustar!”<br />

<strong>Harry</strong> sabía a donde ir. Avanzó más rápido, con Hagrid y Fang corriendo tras él.<br />

Pasaron retrato tras retrato, y las figuras pintadas corrieron lateralmente con ellos, brujas<br />

y magos con gorgueras y calzones, con armaduras y capas, apretándose en los lienzos de<br />

los otros, grit<strong>and</strong>o noticias de otras partes del castillo. Cu<strong>and</strong>o alcanzaron el final de ese<br />

pasillo, todo el castillo se sacudió, y <strong>Harry</strong> supo, cu<strong>and</strong>o un jarrón gigante salió vol<strong>and</strong>o de<br />

su pedestal con fuerza explosiva, que era por la presión de encantamientos más siniestros<br />

que los de los profesores y la Orden.<br />

“¡Todo está bien, Fang, todo está bien!” gritó Hagrid, pero el enorme gran danés se<br />

había dado a la fuga cu<strong>and</strong>o astillas de vajilla volaron como metralla por el aire. Hagrid<br />

corrió pesadamente tras el aterrorizado perro, dej<strong>and</strong>o a <strong>Harry</strong> solo.<br />

Siguió adelante por los pasillos temblorosos, con la varita alerta, y recorriendo la<br />

longitud del pasillo, el pequeño caballero pintado, Sir Cardigan, se lanzaba de cuadro en<br />

cuadro junto a <strong>Harry</strong>, con la armadura reson<strong>and</strong>o con un ruido metálico, grit<strong>and</strong>o con<br />

ánimo, con su pequeño y gordo pony a medio galope por detrás.<br />

“¡Fanfarrones y granujas, perros y bribones, sácalos de aquí, <strong>Harry</strong> <strong>Potter</strong>, échalos!”<br />

<strong>Harry</strong> se lanzó por una curva y encontró a Fred y a un pequeño grupo de estudiantes,<br />

incluyendo a Lee Jordan y Hannah Abbott, en pie delante de otro pedestal vacío, cuya estatua<br />

había ocultado un pasadizo secreto. Sus varitas estaban listas y estaban escuch<strong>and</strong>o<br />

en el oculto agujero.<br />

“¡Una buena noche para eso!” gritó Fred cu<strong>and</strong>o el castillo se sacudió otra vez, y <strong>Harry</strong>

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