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El Arte de bendecir. Para vivir espiritualmente la vida cotidiana

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100 EL ARTE DE BENDECIR<br />

¿Por qué no se pue<strong>de</strong> realizar un análisis espectrográfico<br />

<strong>de</strong>l amor o pasarlo por el scannerl ¿Qué <strong>la</strong>boratorio ha<br />

podido ofrecer un indicio, mediante el carbono 14, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

época en que apareció por primera vez en <strong>la</strong> ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

evolución? ¿Es anterior su aparición a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los microbios<br />

o a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los primeros seres monocelu<strong>la</strong>res? ¿Quién pue<strong>de</strong><br />

situar <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong> resistencia <strong>de</strong>l amor en una curva <strong>de</strong><br />

Gauss? ¿Se ha podido alguna vez comprar el amor verda<strong>de</strong>ro?<br />

¿Medir en <strong>la</strong> bolsa sus altibajos? ¿Incluirlo como<br />

valor seguro en una cartera <strong>de</strong> valores o en unos fondos <strong>de</strong><br />

inversión?<br />

¿Ha podido alguien alguna vez poner a salvo el amor<br />

guardándolo en una caja fuerte? ¿Cambiarlo en el mercado<br />

<strong>de</strong> obligaciones o <strong>de</strong> acciones?<br />

¿Se le pue<strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r, hacer publicidad <strong>de</strong> él, <strong>de</strong>scribir<br />

su valor financiero en revistas <strong>de</strong> negocios? ¿Y qué tasa <strong>de</strong><br />

interés podríamos fijarle?<br />

¿Es menos real el amor por el hecho <strong>de</strong> que no<br />

podamos c<strong>la</strong>sificarlo, calcu<strong>la</strong>rlo, catalogarlo, ficharlo,<br />

almacenarlo, medirlo, pesarlo, resumirlo, registrarlo o<br />

etiquetarlo?<br />

Cuando te enamoraste por primera vez, ¿dón<strong>de</strong> estaba<br />

el amor? ¿En el ventrículo <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> tu corazón o en esta<br />

o aquel<strong>la</strong> zona <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> tu cerebro? ¿En <strong>la</strong> corriente<br />

eléctrica a flor <strong>de</strong> piel o en el temblor <strong>de</strong> <strong>la</strong> punta <strong>de</strong> tu<br />

lengua cuando diste tu primer beso <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong> encina <strong>de</strong>l<br />

Paseo <strong>de</strong> los enamorados? ¿En qué rincón <strong>de</strong> tu bolsillo se<br />

ocultaba?<br />

¿Quién ha palpado alguna vez el amor <strong>de</strong> una madre<br />

que se pasa toda <strong>la</strong> noche en ve<strong>la</strong> al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> su hijo con fiebre?<br />

¿Quién ha fotografiado jamás el amor <strong>de</strong> un padre que<br />

ve <strong>de</strong> pronto entrar en <strong>la</strong> escena, como un rayo <strong>de</strong> luna, a<br />

su hija en el primer ballet?<br />

Sin embargo, ¿quién diría -prescindiendo <strong>de</strong> algún que<br />

otro <strong>de</strong>ambu<strong>la</strong>nte confuso o dogmático por el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong>l<br />

TRAS EL VELO DE LAS APARIENCIAS 101<br />

materialismo extremo- que el amor no existe? ¿O quién<br />

sería capaz <strong>de</strong> reducirlo a unos cuantos estímulos químicos?<br />

Pero si el amor existe, ¿dón<strong>de</strong> está el amor verda<strong>de</strong>ro<br />

-no el <strong>de</strong>seo, tan inestable, ni el narcisismo, tan frágil, sino<br />

el amor fuerte, sólido y dura<strong>de</strong>ro? ¿Cuál es su sustancia?<br />

¿Cómo expresarlo mejor?<br />

Quizá sea tiempo ya <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> gafas...<br />

<strong>El</strong> endocrinólogo norteamericano Deepak Chopra, un<br />

científico relevante, cuenta una experiencia que se hizo en<br />

Harvard. Se criaron varias carnadas <strong>de</strong> gatitos en dos habitaciones<br />

distintas: una pintada <strong>de</strong> rayas negras y b<strong>la</strong>ncas<br />

horizontales, <strong>la</strong> otra <strong>de</strong> rayas negras y b<strong>la</strong>ncas verticales.<br />

Luego, cuando fueron mayores, se les <strong>de</strong>jó sueltos por el<br />

campo. Los gatos criados en <strong>la</strong>s habitaciones <strong>de</strong> rayas horizontales<br />

chocaban con todos los objetos verticales, porque,<br />

sencil<strong>la</strong>mente, no los distinguían, porque sus estructuras<br />

neuronales habían sido programadas para no ver más que<br />

un mundo horizontal.<br />

De algún modo, todos somos como esos gatos. Hemos<br />

sido educados para ver una realidad filtrada únicamente<br />

por los sentidos. A<strong>de</strong>más, lo que nos <strong>de</strong>jan ver los sentidos<br />

es interpretado por <strong>la</strong> cultura: cada uno ve lo que ha sido<br />

educado para ver.<br />

<strong>El</strong> escritor Norman Cousins cuenta que cuando<br />

Magal<strong>la</strong>nes llegó a <strong>la</strong> Tierra <strong>de</strong>l Fuego, lo que más le sorprendió,<br />

tanto a él como a su tripu<strong>la</strong>ción, fue que los indígenas<br />

no habían visto llegar a puerto <strong>la</strong>s carabe<strong>la</strong>s, a pesar<br />

<strong>de</strong> que eran perfectamente visibles. Comprobó que nada,<br />

en <strong>la</strong> experiencia cultural pasada <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra<br />

<strong>de</strong>l Fuego, les había preparado para <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> unos inmensos<br />

objetos flotantes, como eran los barcos <strong>de</strong> Magal<strong>la</strong>nes,<br />

dado que ellos sólo estaban habituados a <strong>la</strong>s pequeñas<br />

canoas. <strong>Para</strong> ellos <strong>la</strong>s canoas representaban <strong>la</strong> realidad y<br />

bloqueaban por completo su imaginación y, en consecuencia,<br />

su visión. Él les liberó su visión ayudándoles a com-

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