15.05.2013 Views

El Arte de bendecir. Para vivir espiritualmente la vida cotidiana

El Arte de bendecir. Para vivir espiritualmente la vida cotidiana

El Arte de bendecir. Para vivir espiritualmente la vida cotidiana

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

20 EL ARTE DE BENDECIR<br />

ciendo silenciosamente a los viajeros: bendiciéndolos sin<br />

reservas, totalmente, incondicionalmente. «<strong>El</strong> arte <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir»<br />

se me convirtió en un canto silencioso, en el motivo<br />

básico <strong>de</strong> mi <strong>vida</strong> espiritual; era como el cantas firmus (<strong>la</strong><br />

melodía básica) <strong>de</strong> una cantata <strong>de</strong> Bach. Cuanto más firme<br />

es <strong>la</strong> melodía o el tema básico, tanto más libremente y sin<br />

inhibiciones pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>rse el contrapunto. Ben<strong>de</strong>cir<br />

a los <strong>de</strong>más se fue convirtiendo, poco a poco, en uno <strong>de</strong> los<br />

mayores gozos <strong>de</strong> mi <strong>vida</strong>. Y lo sigue siendo todavía, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> practicarlo con regu<strong>la</strong>ridad. Se me<br />

ha convertido en <strong>la</strong> forma más eficaz para mantenerme<br />

<strong>espiritualmente</strong> centrado y para <strong>de</strong>sembarazar mi espíritu<br />

<strong>de</strong> pensamientos negativos, críticos o con<strong>de</strong>natorios.<br />

No he recibido ningún ramo <strong>de</strong> rosas <strong>de</strong> mi antiguo<br />

empresario ni <strong>la</strong> más pequeña expresión <strong>de</strong> afecto ni <strong>la</strong><br />

menor excusa <strong>de</strong> su parte. Pero he recibido rosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>vida</strong>.<br />

A manos llenas.<br />

He comenzado a tener experiencias sorpren<strong>de</strong>ntes en <strong>la</strong><br />

práctica <strong>de</strong> este arte.<br />

Una vez, había organizado para <strong>la</strong> Jornada mundial <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> alimentación un concierto, cuyos beneficios irían a parar<br />

a unos grupos campesinos <strong>de</strong> África con los que mantenía<br />

estrecha vincu<strong>la</strong>ción. Una orquesta afro-antil<strong>la</strong>na ofrecía<br />

gratuitamente sus servicios para aquel concierto que habían<br />

anunciado <strong>la</strong> radio y <strong>la</strong> prensa.<br />

<strong>El</strong> técnico <strong>de</strong>l salón <strong>de</strong> actos don<strong>de</strong> iba a tener lugar el<br />

concierto mostró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio una enorme hostilidad<br />

frente al proyecto, por razones <strong>de</strong>sconocidas para mí, hasta<br />

el punto <strong>de</strong> que tuve que l<strong>la</strong>mar a otro técnico para insta<strong>la</strong>r<br />

los micrófonos y <strong>la</strong> iluminación.<br />

Dos horas antes <strong>de</strong>l concierto, el primer técnico se presentó<br />

en el escenario y quitó todos los micros menos dos.<br />

<strong>El</strong> amigo africano que dirigía <strong>la</strong> orquesta estaba aterrado.<br />

«Con sólo dos micros, ¡imposible dar un concierto con una<br />

<strong>de</strong>cena <strong>de</strong> personas y un grupo <strong>de</strong> canto!», exc<strong>la</strong>maba. Nos<br />

UNA EXPERIENCIA FUERA DE LO COMÚN 21<br />

fuimos los dos a ver al técnico. Des<strong>de</strong> el primer momento,<br />

manifestó una hostilidad total, rayana con el racismo. Al<br />

principio, sentí una enorme cólera. Pero con <strong>la</strong> misma rapi<strong>de</strong>z<br />

me di cuenta <strong>de</strong> que <strong>la</strong> situación no <strong>la</strong> arreg<strong>la</strong>ría con mi<br />

cólera, -y el público iba a llegar en poco menos <strong>de</strong> un par<br />

<strong>de</strong> horas-. Entonces, mientras mi amigo se explicaba con<br />

él, yo empecé a ben<strong>de</strong>cirlo en silencio. De pronto, literalmente<br />

entre dos frases, su actitud cambió por completo.<br />

Don<strong>de</strong> unos segundos antes sólo se veía un rostro <strong>de</strong>formado<br />

por el odio, apareció repentinamente <strong>la</strong> más amistosa<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s sonrisas. <strong>El</strong> técnico se eclipsó en su taller y volvió<br />

con un montón <strong>de</strong> micros, recomendando los mejores a<br />

mi amigo y <strong>de</strong>seándonos el mejor <strong>de</strong> los éxitos.<br />

En otra ocasión, estaba terminando <strong>la</strong> redacción <strong>de</strong> un<br />

libro en el que narraba un viaje que había hecho a través <strong>de</strong><br />

un centenar <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as africanas. Emprendí el viaje por un<br />

acto <strong>de</strong> fe, pensando que, si escribía un buen libro, encontraría<br />

enseguida un editor dispuesto a publicarlo.<br />

Inmediatamente antes <strong>de</strong> acabar el manuscrito, me encontré<br />

con una persona que tenía cierta experiencia editorial.<br />

Enseguida nos hicimos amigos. Me dijo que le enviase<br />

el manuscrito en cuanto lo terminara, y que él se lo mandaría<br />

a un amigo, director <strong>de</strong> publicaciones en una buena<br />

editorial. Cuando tuve a punto el manuscrito, le telefoneé<br />

para anunciarle que había acabado mi trabajo y que ya se<br />

lo podía enviar. Mencioné <strong>de</strong> pasada que yo tenía también<br />

un agente literario. Apenas le mencioné lo <strong>de</strong>l «agente literario»,<br />

mi nuevo amigo estalló en insultos <strong>de</strong> una vulgaridad<br />

sorpren<strong>de</strong>nte contra los representantes <strong>de</strong> esta profesión.<br />

«En resumidas cuentas, puesto que tienes un agente<br />

literario, no cuentes conmigo para nada», me gritó, colgando<br />

el teléfono.<br />

Los días siguientes, simplemente porque yo no quería<br />

guardar una imagen tan negativa <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> persona, empecé<br />

a ben<strong>de</strong>cirlo en silencio cada vez que pensaba en él.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!