13.06.2013 Views

Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l guardarropa que <strong>la</strong> alejaban <strong>de</strong> <strong>la</strong> `Capucha´ y <strong>de</strong>l<br />

olor <strong>de</strong>l recinto. Podía tener <strong>la</strong> paciencia <strong>de</strong> Penélope para<br />

remendar y <strong>de</strong>scoser toda <strong>la</strong> ropa que fuera necesaria”, expresa<br />

Susana.<br />

Más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte evoca otras situaciones vividas junto a Elsa.<br />

“Despreciaba a los marinos, que <strong>la</strong> torturaban brutalmente,<br />

pero prestaba atención a lo que <strong>de</strong>cían en esas char<strong>la</strong>s, a veces<br />

incomprensibles, don<strong>de</strong> daban pautas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razones por <strong>la</strong>s<br />

que estábamos en esas condiciones. Según <strong>la</strong> gallega, eran muy<br />

´occi<strong>de</strong>ntales y cristianos´ y daban importancia a <strong>la</strong> familia<br />

como núcleo fundamental. Decidió seguirles <strong>la</strong> corriente y nos<br />

propuso su táctica. Debíamos reforzar <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> nuestra<br />

casa, familia, estudio, trabajo, en caso <strong>de</strong> que los torturadores<br />

nos hab<strong>la</strong>ran <strong>de</strong> esos temas. Semanas más tar<strong>de</strong>, otra pareja,<br />

mi compañero Osvaldo y yo fuimos llevados durante algunas<br />

horas al día a una oficina en el Sector 4, un lugar don<strong>de</strong> había<br />

libertad para bañarse, conversar sin capucha, esposas y ni grilletes<br />

en los pies. En ese sector los guardias luego <strong>de</strong> <strong>la</strong>s comidas<br />

nos traían naranjas, que por i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Pau<strong>la</strong>, siempre muy<br />

solidaria, no comíamos. Las guardábamos entre <strong>la</strong> ropa celosamente<br />

hasta el momento <strong>de</strong> volver a `Capucha´. Cuando llegaba<br />

algún guardia más benigno, sacábamos <strong>la</strong>s naranjas <strong>de</strong>l<br />

escondite y haciéndo<strong>la</strong>s rodar por el piso <strong>de</strong> cemento, se <strong>la</strong>s<br />

entregábamos a los secuestrados amantes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s frutas, quienes<br />

<strong>la</strong>s recibían como si fueran el manjar <strong>de</strong> los dioses”.<br />

Susana indica que “pocos días <strong>de</strong>spués todo el grupo<br />

Vil<strong>la</strong>flor -como les l<strong>la</strong>mábamos- inició un mismo itinerario.<br />

Eran cinco: <strong>la</strong> gallega, su cuñada Josefina, el esposo Pepe<br />

Hassan, Pisco, un amigo, y el gordo Ramón, un compañero. A<br />

veces <strong>de</strong>jábamos mensajes escritos porque nuestro turno<br />

podía ser anterior al <strong>de</strong> ellos o viceversa. Pero esa osadía nos<br />

costó muy cara, sufrimos amenazas y maltratos. Creíamos,<br />

ingenuamente, que era parte <strong>de</strong>l famoso ´proceso <strong>de</strong> recuperación´<br />

<strong>de</strong> los marinos y que, a lo mejor, todos íbamos a pasar<br />

por ese sistema como una manera <strong>de</strong> observarnos, contro<strong>la</strong>rnos<br />

o algo así, como paso previo a <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> libertad. En ese<br />

período Pau<strong>la</strong> fue llevada a su casa materna para visitar a su<br />

hija pequeña, Paulina, y en esos momentos también estaba<br />

presente <strong>la</strong> gallega. Con mucha habilidad y cariño cosió una<br />

207

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!