Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

Tere o cariñosamente "la Gorda" o Tita, como le decían en
el barrio, era alegre y apasionada en todos los órdenes de la
vida. Tenía una sonrisa amplia y fácil y una carcajada contagiosa
y musical (no resulta sencillo describirla pero puedo
evocarla en este momento con tanta nitidez como si la hubiera
guardado en mis oídos durante todos estos años). Era, además,
muy creativa y atenta a su entorno, lo observaba todo,
con una curiosidad que la llevaba siempre un poco más allá,
hurgando en los porqués de cuanto se le presentaba. Esa fuerza
vital la canalizaba en todo lo que emprendía, buscando
constantemente llegar al fondo de los interrogantes. Así se
relacionaba con los compañeros, así soñaba una sociedad distinta,
así vivía el amor y la amistad, así proyectaba, trabajaba,
lloraba y reía. Con todo el cuerpo y el alma.
Por lo mismo, Tere tenía un sentido del humor muy particular.
Nos hacía reír hasta llorar. Con su capacidad de observación
solía hacer excelentes imitaciones. Su especialidad era
parodiar al cantante español "Raphael", sobreactuando su
tono afectado y sus gestos exagerados a la perfección. En
otras ocasiones nos contaba situaciones que ella misma había
vivido o describía a personajes que encontraba en diferentes
lugares, subrayando su costado absurdo y cómico. Ella lograba
percibir ese ingrediente que torna algo corriente en singular,
ridículo o gracioso. Y cuando lo capturaba, lo ofrecía, lo
comunicaba con tanta claridad que siempre daba en el blanco,
provocando la risa como una explosión. Recuerdo cómo le
había llamado la atención un vendedor ambulante que había
visto en la Plaza Once. El hombre permanecía inmóvil mientras
sostenía en sus manos un muñeco hecho con un cono de
cartón forrado en tela. El único movimiento que se le podía
imprimir estaba dado por un palillo que lo atravesaba a lo
largo por dentro del cono. El hombre lo mostraba mientras
repetía en tono monocorde y sin cesar estas tres únicas palabras:
"mire qué bonito, mire qué bonito, mire qué bonito..."
También solía protagonizar situaciones de "enredo" muy
divertidas como la de aquella reunión en una casa del barrio
en la que un grupo de vecinos discutía la coyuntura política.
En un momento, Teresa, muy seria y concentrada expone su
análisis y dice: "el problema es que se produce una "pija" (en
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