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Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

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<strong>de</strong> gallinas y pollitos. En aquel<strong>la</strong> casa, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> nuestros<br />

padres, vivían nuestros abuelos maternos y los abuelos <strong>de</strong> mi<br />

mamá, es <strong>de</strong>cir, nuestros bisabuelos. Cuando Beto tenía nueve<br />

meses lo bautizaron en <strong>la</strong> Iglesia <strong>de</strong> San Bartolomé. Lydia,<br />

nuestra mamá, era una señora católica muy creyente, que<br />

solía ir a misa todos los domingos. Era un ama <strong>de</strong> casa perfecta,<br />

cocinaba maravillosamente, cosía, tejía y hasta sabía<br />

bordar. Antes <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Norberto, mamá le había<br />

hecho a mano toda <strong>la</strong> ropa para el bebé, inclusive <strong>la</strong>s sábanas<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> cunita. Como Bruno, nuestro papá, tenía dos trabajos<br />

podía mantener a su familia sin problemas económicos y<br />

nos llevaba casi todos los años <strong>de</strong> vacaciones. Norberto conoció<br />

Mar <strong>de</strong>l P<strong>la</strong>ta siendo un niño <strong>de</strong> tan solo dos años”. Y<br />

continúa: “Cuando Norberto aún no había cumplido tres<br />

años, mamá quedó embarazada. En pocos meses nacería yo,<br />

su hermana, Silvia. Por ese entonces, Norbertito comenzó a ir<br />

<strong>de</strong> tar<strong>de</strong> a un jardín <strong>de</strong> infantes que había en <strong>la</strong> Iglesia <strong>de</strong> San<br />

Bartolomé, a muy pocos metros <strong>de</strong> casa. Como tenía anginas<br />

a repetición, con fiebre muy alta, apenas cumplió tres años lo<br />

operaron <strong>de</strong> <strong>la</strong> garganta. De todos modos, siempre en invierno<br />

tenía anginas, aún en <strong>la</strong> adolescencia. Cuando yo nací,<br />

Beto estaba bastante celoso. Un día, mientras mamá me daba<br />

<strong>de</strong> mamar, se escapó <strong>de</strong> casa, cruzó <strong>la</strong> calle solo y fue a comprar<br />

un chicle al kiosco <strong>de</strong> <strong>la</strong> esquina. Para ese entonces,<br />

Norberto tenía solo tres años, qué susto tan gran<strong>de</strong> se llevó<br />

mamá. En esos tiempos, Beto hacía muchas travesuras”.<br />

La primaria <strong>la</strong> cursó en un colegio masculino Escue<strong>la</strong><br />

“República <strong>de</strong> Entre Ríos”, <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> Nº 23 <strong>de</strong>l Distrito<br />

Esco<strong>la</strong>r 6º, en <strong>la</strong> calle Boedo 1935. Allí se le recuerda como<br />

un buen estudiante pero algo travieso, porque andaba en peleas<br />

inocentes con regu<strong>la</strong>ridad. También los profesores guardaban<br />

gran afecto hacia su recuerdo; uno <strong>de</strong> ellos, el Sr. Orfi<strong>la</strong>,<br />

joven maestro que estudiaba abogacía, le regaló el libro<br />

Juvenilia, con esta <strong>de</strong>dicatoria: “Quiero que lleves con<br />

Juvenilia un poco <strong>de</strong> esa cordialidad y simpatía que intentamos<br />

transmitir en un año <strong>de</strong> amistad esco<strong>la</strong>r. A Norberto Hugo<br />

Palermo, con todo mi afecto”. Norberto se <strong>de</strong>jaba querer. En<br />

1967 comenzó a estudiar <strong>la</strong> secundaria en <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> Nacional<br />

<strong>de</strong> Comercio Nº 5, en Entre Ríos e In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

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