Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

hermosa muñeca de trapo, con el cuerpo de tela y un vestido
primoroso para que Paula se las llevara a sus hijas como un presente
que superara el cautiverio y el horror y los transformara en
cariño y ternura. Meses más tarde, continuaron con ese sistema
y nos llevaron a través de una especie de ceremonia a otra
dependencia, ubicada en el ala contraria a ´Capucha´, de nombre
`Pecera´. Eran oficinas con vidrios en las paredes y puerta
que permitía ver a las personas que estaban en su interior. Nos
correspondió la primera oficina a la derecha de la entrada; otros
secuestrados más antiguos y desconocidos para nosotros desalojaron
de muy buena gana a un colaborador de los marinos que
dejó de estar en `Pecera´. Los cambios eran importantes porque
ya no estábamos vigilados por los guardias excepto fuera de la
puerta de entrada; las mujeres teníamos un dormitorio con
camas para nosotras y sólo debíamos pedir permiso para ir al
baño, momento en el que teníamos que colocarnos una venta
negra en los ojos. Podíamos preparar café o fumar con más
libertad, los oficiales no estaban en `Pecera´ durante días o
semanas y si permanecían allí era por pocos minutos. Esta experiencia
fue muy fuerte, pero logramos integrarnos como grupo
con el resto de los secuestrados más antiguos que eran ocho personas.
Algunas semanas después tuvimos la alegría de que incorporaran
al grupo Villaflor también en `Pecera´. Debíamos recoger
los diarios que nos acercaba un guardia a la madrugada y
separar las noticias para el archivo de `Pecera´, que otros compañeros
recortaban y pegaban en carpetas. Nuestro trabajo consistía
en seleccionar un artículo de un tema previamente designado
en el grupo de prensa, resumir el contenido de la noticia,
escribirlo a máquina y entregar ese pequeño resumen diario de
noticias para ser fotocopiado”.
Susana admite que tenían esperanzas de ser liberados.
“Estábamos más relajados. Durante las horas de la tarde, después
de comer, la gallega era la encargada del grupo de gimnasia.
Nos sentábamos frente a ella y como en las clases de educación
física de la secundaria hacíamos los ejercicios en medio de
conversaciones, chistes y risas de todo el grupo. Finalmente, una
noche un oficial encargado de `Pecera´, llamó a mi grupo porque
´íbamos a salir en libertad´. Yo estaba preparando el mate y no
quería dejar la tarea. Una secuestrada antigua me sacó la `pava´
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