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de la provincia del mismo nombre. Las sierras de Córdoba, por su
clima seco y su altura, han sido tradicionalmente uno de los principales
destinos turísticos de ese país, y el lugar por excelencia que
buscaban las personas con afecciones respiratorias.
En aquellos años, Córdoba y Alta Gracia en particular recibieron
una notable cantidad de refugiados republicanos de la
Guerra Civil Española. El músico Manuel de Falla se había
instalado en Alta Gracia, luego llegará el general Jurado.
Don González Aguilar tuvo por aquellos años muchas dificultades
para trabajar ya que tenía que homologar el título que
era casi lo mismo que hacer nuevamente la carrera. Algunos
médicos de la ciudad de Córdoba que tenían gran prestigio
universitario le brindaron una ayuda importante. La mayoría
de aquello colegas eran simpatizantes de la república española
y tenían en común su antiperonismo.
Aquella villa de Córdoba se había convertido en un lugar
muy especial, en la misma vivía también el destacado médico
Carlos Ferrer Moratel junto a su familia. Ferrer era hijo de
catalanes y estaba especializado en enfermedades alérgicas.
Sus hijos terminarán siendo amigos de los hijos de los
Guevara y también de los hijos de los González Aguilar.
Ernesto Guevara Linch nos cuenta en su libro de memorias:
“Cuando se derrumbó la resistencia, el doctor Juan
González Aguilar cruzó la frontera y paso a Francia, donde
estuvo en un campo de concentración. Un tiempo después se
exilió en la república Argentina. La casa del doctor
González Aguilar era un verdadero comité republicano
español donde se reunían gran numero de exiliados.
Nosotros habíamos intimado con los González Aguilar y
Ernesto se hizo muy amigo de los hijos mayores. En su casa pudo
tomar contacto con muchos combatientes republicanos y así fue
como siendo un niño Ernesto apoyó con todo entusiasmo a la
república española. No faltó a un solo acto de los que se hacían
con propósito de ayuda y mientras tanto iba empapándose a través
de periódicos y libros de los pormenores de la contienda...”
“A la casa de Don Juan González Aguilar continuamente
llegaban jefes republicanos, oficiales, combatientes, profesio-
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