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con dos personas en su interior en actitud sospechosa. Pero
consigue evitarlos y se retira a su domicilio. En la jornada subsiguiente,
cuando luego de terminar su jornada se dirigía a su
domicilio, en Lugones y Gral. Paz, se le acerca una persona y
apuntando un arma hacia él, le dice "quédese quieto...", "espere
ahí..." y a los pocos segundos se acerca un automóvil (el
mismo que había visto la noche anterior) y lo introducen en su
interior, dándole un golpe en la cabeza, que le hace perder el
conocimiento por unos minutos.
En el momento que recobra el conocimiento, alcanza a
observar, a pesar de la posición en que lo tenían (acostado en
el piso en la parte trasera), consigue reconocer la calle Ramón
Falcón esquina Lacarra, por haber pasado en muchas ocasiones
por el lugar. El vehículo entra a un edificio, tipo galpón,
oscuro, lo bajan tirándole de los pies y empiezan a golpearlo.
Patadas en la cabeza y la cara (tiene aún las cicatrices), golpes
y patadas por todo el cuerpo, volviendo a perder el conocimiento,
por lo que lo dejan tirado en el suelo, sobre un cartón.
Cuando recobra el conocimiento, calculando unas 12 horas
después, se encuentra con un lugar muy oscuro, de escasa visibilidad,
en los que se advertía la presencia de otras personas
en la misma situación, un local muy grande, con columnas de
hierro (similares a las vías del tren), las ventanas a una altura
de 5 o 6 metros se encontraban tapadas, con papel o cartón,
que no dejaba entrar la luz del día.
La entrada del edificio se encontraba a unos cien metros
del sitio donde tenían a la gente y oculta con una edificación
de material donde había muebles de oficina y se encontraba el
personal a cargo del lugar. En un escritorio fuera de la oficina
y cara a la puerta de ingreso una persona sentada junto a una
mesa escritorio, controlaba las 24 horas del día.
En el centro tanto de un lado como del otro, se encontraban
dos zonas aisladas por una lona gruesa, que colgaba de las
columnas de hierro, creando un ambiente aislado de la vista
del resto de la gente.
Rodeado por gente en su misma situación, que gemía y se
quejaba del dolor, empiezan a golpearlo nuevamente y le pre-
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