Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

los jóvenes de mi edad. Otro hecho gracioso es que mi padre
Marcos es negro, nació en Panamá y su apellido es peruano,
vino hace 50 años a estudiar a Córdoba y se quedó a vivir
aquí. Cuando salía a pasear con él, para no despertar sospechas
me colocaban un gorro en la cabeza. Mi mamá Hebe
nació en el interior de Córdoba y es asistente social. Las diferencias
físicas siempre fueron muy notables, cuando yo era
pequeño tenía el pelo enrulado y de color rojizo y mis hermanas
adoptivas eran morenas y me llevaban muchos años. Yo
preguntaba: ´¿Por qué soy delgadito?´ Entonces de a poco
comenzaron a explicarme que mis padres no pudieron quedarse
conmigo y cuando tuve 14 años me contaron la verdad.
A partir de los 15 todos nos pusimos a buscar y en el ´81
cuando empezaron a formarse las instituciones de derechos
humanos en Buenos Aires, me llevaron a la Asociación
Abuelas de Plaza de Mayo, al Servicio de Paz y Justicia (SER-
PAJ) y a otros organismos; el objetivo era investigar mis orígenes
a través de todas las agrupaciones posibles, pero lo
hacíamos con cautela porque aún gobernaba la dictadura. Mi
madre fue la primera que hizo una denuncia sobre búsqueda
de identidad en Abuelas. Hablamos con la madre y las hijas
de Hilda Palacios; también recibimos cartas con amenazas
que decían: ´terroristas se quedaron con un chico´ , pero
seguimos adelante con nuestra búsqueda”.
En 1983 con la llegada de la democracia se abrió la posibilidad
de encontrar la auténtica identidad de Martín. A pesar
de eso nadie lo buscaba. La familia materna no había realizado
la correspondiente denuncia y su tío Fermín en Galicia
carecía de información sobre lo que había pasado. Creían que
Martín también había sido asesinado junto a sus padres.
Martín fue creciendo, realizó sus estudios secundarios y la
carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Católica de
Córdoba. Era un joven feliz pero tenía una deuda pendiente:
quería conocer su identidad, saber quiénes habían sido sus
padres biológicos, sí tenía tíos y abuelos, etc. En la década de
los ´90, siempre con la ayuda su familia adoptiva realizó su búsqueda
más intensa. Por aquellos años empezaron a recuperarse
niños que habían sido secuestrados y destinados a familias de
militares o que habían sido dejados al cuidado de personas que
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