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Descargar pdf - Crónicas de la Emigración

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nos cuenta Silvia que fueron unos meses durísimos, pero que<br />

Norberto era un chico bueno, tímido pero muy obediente, no<br />

salió ni un solo día en los dos primeros meses. Su familia iba<br />

a visitarlo siempre que podían. “Me contaba que los militares<br />

los trataban muy mal. Durante <strong>la</strong>s noches, en pleno invierno,<br />

hacían levantar a todos los soldados conscriptos y sin darles<br />

tiempo para vestirse los obligaban a hacer instrucción. Tenían<br />

que tirarse en el barro cuerpo a tierra, medio <strong>de</strong>snudos en un<br />

lugar <strong>de</strong>scampado e inhóspito. Yo tenía mucho temor y esperaba<br />

ansiosamente el momento en que le dieran <strong>la</strong> baja, es <strong>de</strong>cir,<br />

que terminara el servicio militar. Norberto era tan bueno y educado<br />

que el 20 <strong>de</strong> junio cuando hicieron <strong>la</strong> Jura <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ban<strong>de</strong>ra,<br />

lo nombraron soldado dragoneante. Nuestros padres estuvieron<br />

presentes en ese acto. Cuando llegó el mes <strong>de</strong> octubre, ya le<br />

faltaba muy poco para terminar el servicio militar, por eso Beto<br />

salía <strong>de</strong> franco todos los fines <strong>de</strong> semana. Siempre los pasaba<br />

en casa, en Parque Patricios, ya que seguíamos viviendo don<strong>de</strong><br />

habíamos nacido. El domingo 12 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1975 fue el<br />

último día que estuvimos todos juntos. Como durante esa<br />

semana, el miércoles 15, era el cumpleaños <strong>de</strong> mamá, Norberto<br />

había pedido un permiso especial en el cuartel para venir ese<br />

día a casa. La noche anterior, el martes 14 <strong>de</strong> octubre, pasadas<br />

<strong>la</strong>s 23 horas, <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cuartel le dijeron que podía<br />

irse. Como era tan tar<strong>de</strong>, Beto pidió quedarse hasta <strong>la</strong> mañana<br />

siguiente, pero según contaron unos soldados que estaban <strong>de</strong><br />

guardia esa noche, lo obligaron a salir con el pretexto <strong>de</strong> que el<br />

franco ya estaba firmado y que por eso no podía permanecer en<br />

el cuartel” Nunca más se supo <strong>de</strong> Norberto, los familiares<br />

intentaron averiguar si <strong>de</strong>spareció o si lo secuestraron, pero en<br />

el cuartel le daban respuestas tontas y no les ayudaron, a pesar<br />

<strong>de</strong> sus promesas. Lidia, su madre, enfermó repentinamente y a<br />

los ocho años <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>saparición se suicidó.<br />

Bruno, su padre a<strong>la</strong>rmado por <strong>la</strong> noticia radial acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

aparición <strong>de</strong> un cadáver en Bel<strong>la</strong> Vista, investigó y logró averiguar<br />

que el cuerpo estaba <strong>de</strong>positado en <strong>la</strong> morgue <strong>de</strong>l cementerio<br />

<strong>de</strong> San Miguel. Fue hasta allí y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchas discusiones,<br />

pudo ver el cadáver. Pese a heridas y muti<strong>la</strong>ciones reconoció,<br />

horrorizado, a su hijo. En <strong>la</strong> Comisaría <strong>de</strong> San Miguel,<br />

don<strong>de</strong> iniciara su pedido <strong>de</strong> reconocimiento, el comisario Insua<br />

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