abr.-jun. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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do una huella humana incluso en los objetos<br />
más humildes. El signo ostensible de esa huella<br />
es el afecto; por ende, !a ausencia se ha<br />
comenzado a poblar, imperceptiblemente, de<br />
presencias. Mientras tanto, la vida y la muerte<br />
dejan de ser un "estar", cesan de ser estados<br />
antitéticos, y se identifican en la unidad <strong>del</strong><br />
ser consigo y con su mundo.<br />
Extendamos nuestro comentario a una pieza<br />
más, el poema VIII de España aparta de mí este<br />
cáliz. Helo aquí:<br />
VIII<br />
1 Aquí<br />
2 Ramón Collar,<br />
3 prosigue tu familia soga a soga,<br />
4 se sucede,<br />
5 en tanto, que visitas, tú allá, a las siete espaldas,<br />
en Madrid,<br />
6 en el frente de Madrid.<br />
7 i Ramón Collar, yuntero<br />
8 y soldado hasta yerno de su suegro,<br />
9 marido, hijo limítrofe <strong>del</strong> viejo Hijo <strong>del</strong><br />
Hombre!<br />
10 Ramón de pena, tú, Collar valiente,<br />
11 paladín de Madrid y por cojones.<br />
12 ¡Ramonete, aquí,<br />
13 los tuyos piensan mucho en tu peinado!<br />
14 Ansiosos, ágiles de llorar, cuando la lágrima!<br />
15 iY cuando los tambores, andan; hablan<br />
16 <strong>del</strong>ante de tu buey, cuando la tierra!<br />
17 ¡Ramón! ¡Collar! ¡A tí! iSi eres herido,<br />
18 no seas malo en sucumbir; refrénate!<br />
19 Aquí,<br />
20 tu cruel capacidad está en cajitas;<br />
21 aquí,<br />
22 tu pantalón oscuro andando el tiempo,<br />
23 sabe ya andar solísimo, acabarse;<br />
24 aquí,<br />
25 Ramón, tu suegro, el viejo,<br />
26 te pierde a cada encuentro con su hija!<br />
27 Te diré que han comido aquí tu carne,<br />
28 sin saberlo,<br />
29 tu pecho, sin saberlo,<br />
30 tu pie;<br />
31 pero cavilan todos en tus pasos coronados<br />
de polvo!<br />
32 i Han rezado a Dios,<br />
33 aquí,<br />
34 se han sentado en tu cama, hablando a<br />
35 voces entre tu soledad y tus cositas;<br />
36 no sé quien ha tomado tu arado, no sé quien<br />
37 fue a tí, ni quién volvió de tu caballo!<br />
38 Aquí, Ramón Collar, en fin, tu amigo.<br />
39 iSalud, hombre de Dios, mata y escribe!<br />
P. C. pp. 264-265.<br />
La estrofa primera sitúa a Ramón Collar y a<br />
su familia ocupando, respectivamente, el aquí<br />
y el allá, o sea, el hogar y el campo de batai la.<br />
La manera en que se desarrolla el poema sugiere<br />
que leemos una carta, que ha sido redactada<br />
por un amigo muy próximo a Collar y en contacto<br />
inmediato con la familia de éste. En la<br />
carta, el redactor comunica al miliciado cómo<br />
discurre la vida hogareña en su ausencia. No<br />
debe quedar inadvertido el efecto que parece<br />
generarse, semánticamente, por la acumulación<br />
intensificadora de las formas: prosigue, soga a<br />
soga, se sucede, las cuales configuran una serie<br />
dinámica, opuesta a visitas y siete espadas,<br />
connotadas por un matiz estático, espacial. Sobre<br />
el asunto y su recta lección tornaremos más<br />
a<strong>del</strong>ante, recapitulando el análisis.<br />
La segunda estrofa retrata a Ramón Collar.<br />
Lo hace entregándonos perfiles, modos de comportamiento,<br />
fases en que se manifiesta parcialmente<br />
el ser que Ramón Collar es. Vale anotar:<br />
"yuntero", "soldado", "yerno de su suegro", "marido",<br />
"hijo limítrofe <strong>del</strong> viejo hijo <strong>del</strong> hombre",<br />
o dicho de otro modo, eslabón actual en la<br />
cadena que enlaza la continuidad generacional;<br />
lo identifica igualmente como sujeto pasible de<br />
pena, de valor y de voluntad. El diminutivo o<br />
hipocorístico insinúa el cordón emocional que<br />
lo une a su gente, y, por último, el verso final<br />
de la estrofa "los tuyos piensan mucho en tu<br />
peinado" acrece el ligazón afectiva que, para la<br />
familia, puede revelarse a través de detalles<br />
minúsculos. Los versos comprendidos <strong>del</strong> 14 al<br />
16 alumbran el ámbito que la falta de Ramón<br />
creó en el círculo hogareño; personalmente, como<br />
lector, yo siento que ellos demarcan la identidad,<br />
la adhesión de la familia al gesto viril y<br />
generoso de Collar. Quienes siguen en casa están<br />
prontos para la lágrima porque el dolor los<br />
hostiga; listos para el recuerdo, y para reencontrarlo<br />
en la memoria al oír los signos de la<br />
contingencia bélica; abiertos a la pal<strong>abr</strong>a y al<br />
18