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abr.-jun. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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hacia una colina de enemigos, y pensaba<br />

en "Paralelo 38", una de guerra que había<br />

visto pero volvía inmedictamente a repintar<br />

las letras y sílabas, fuerte, con rabia,<br />

como si quisiera atravesar la pared de un<br />

lado a olro con la presión de mis uñas que<br />

empezaban a deshacerse, llenas de cal.<br />

"Le digo que soñé de nuevo con el negro<br />

ese", dije a mi hermano mayor. "Qué fue<br />

lo que hiciste ayer para que te dieran esa<br />

cueriza?", preguntó. "Nada: porque me fui<br />

a jugar fútbol", respondí: "Ah! ·-ex::lamó-.<br />

Mañana jugamos un parlido con los<br />

de tu clase", dijo. "Mañana lunes?". "Claro!"<br />

(Entonces pensé: " yo seré el portero").<br />

Salió de mi cuarto mirándom3 y riéndose.<br />

Pensé que estaría diciéndome: 11ahí te jodés<br />

encerrélido todo e! día". Me dio envidia de<br />

Alberto. Sabía que a las once había buen<br />

dne, que darían una con Johnny Weismuller<br />

y que a la salida se meterían a la<br />

tienda a comentarla- Miré las paredes y vi<br />

las pal<strong>abr</strong>as y traté de borrarlas con mi<br />

mano: era inútil. Eché saliba a la pun'ia de<br />

la camisa y traté de quHarlas presionando<br />

fuerte. Mientras accionaba en la pared se<br />

me vino la imagen <strong>del</strong> sueño: el negro estaba<br />

con su linterna, alumbrándome a la<br />

cara, dejando ver lo brillan'le de su ros'iro<br />

y luego un movimiento de su cuerpo. Yo,<br />

luego, corría y sentía que sus pasos esta~<br />

ban próximos, que su mano ya estaba sobre<br />

mi espalda, que su brazo negro me daba<br />

un golpe y que, corriendo, no aguante...·<br />

ría más y acercándose a mi caería desfallecido.<br />

Los momentos de la persecución<br />

eran silenciosos pero eS'¡aban en mi su-;ño<br />

afiebradamente presentados. Al final hallaba<br />

un barranco y sentía que mi cuerpo<br />

volvía a precipitarse en él, con mi grito,<br />

mientras la voz de papá repetía con insistencia:<br />

"no se meta con esos negros". pausadamente,<br />

y luego distorsionada y ráp:da,<br />

"nosemetaconesosnegros".<br />

Al despertar me seniía caliente. Tenía<br />

fiebre. Me daba fiebre siempre. Mamá se<br />

acercó y me preguntó: "qU9 le pasa"? "Como<br />

que tengo fiebre", le dije. "Muestre a<br />

ver ese cuerpo", y pidió y ri1Író los fuetazas<br />

en la espalda. "Qué feo que está eso",<br />

dijo, lastímeramenie. Al rato volvió con<br />

agua tibia y empezó a ponerme paños, de<br />

la espalda hacia abajo, de la espalda por<br />

todos los lados. No dejaba de pensar e~<br />

lo <strong>del</strong> sueño: resulta que la cara <strong>del</strong> negro<br />

era la misma, la misma cara de Wilfrido.<br />

-Su papá me dijo que si quería salir<br />

que saliera.<br />

-No, no quiero salir. (liNo salgo y no<br />

salgo!") .<br />

--Con quiénes estuvo ayer?<br />

-Pues con los d~l curso.<br />

-Ah! -dijo mamá.- Y suspiró hondo.<br />

Seguramente quería llenar de aire sus pulmones<br />

para poder alen·larme. "Maf¡ana jugmé<br />

el partido -pensé- tal como está<br />

progrc'llmZ'ido y estaré en la <strong>del</strong>antera pues<br />

ne, VC"'j a ciejar que me pongan en el arco<br />

cc·mo una pelora que me dirán que claro<br />

que puedo hacer lo que me dé la ga;,a que<br />

cómo no ciare c¿ml) no ibamos a colocarte<br />

c¡~ la de1@i1te¡¡o

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