abr.-jun. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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de los análisis marxistas, lo cual resulta mucho<br />
más comprensible si recordamos que hace cien<br />
años las llamadas ciencias humanas y, especialmente,<br />
la ciencia económica, prácticamente<br />
no existían.<br />
Y, en cuanto a sus análisis específicos de<br />
las estructuras económicas <strong>del</strong> Capitalismo, parece<br />
obvio señalar, a est'3 altura <strong>del</strong> desarrollo<br />
de la Economía Política como Ciencia -cuyos<br />
métodos, lejos de asimilarse a los aplicados para<br />
estudiar las ciencias naturales, tal como lo hacían<br />
los economistas de la escuela liberal, tienen,<br />
por el contrario, sólida base estadística y<br />
empírica-, que han sido brillantes previsiones<br />
confirmadas, en su mayor parte, por los hechos.<br />
Su teoria de las crisis periódicas <strong>del</strong> Capitalismo;<br />
la formulación de sus leyes tendenciales;<br />
sus estudios de los fenómenos de la acumulación<br />
y de la concentración; sus investigaciones<br />
sobre el valor - trabajo y la plus - val ía;<br />
sus consideraciones sobre los países atrasados<br />
y la explotación colonialista; etc., etc., le aseguran<br />
a los trabajos de Carlos Marx un lugar<br />
indiscutible e inevitable en la historia <strong>del</strong> pensamiento<br />
económico - social de la modernidad.<br />
El marxismo era y es una filosofía <strong>del</strong> progreso,<br />
como lo fueron todos los sistemas socialistas<br />
y aún los liberales de la época, que<br />
hacían <strong>del</strong> hombre el fin de su propia existencia,<br />
tanto como el fin de la historia. Para Marx,<br />
como para los liberales y socialistas de su tiempo,<br />
"la historia no es otra cosa que la sucesión<br />
de diferentes generaciones, donde cada una explota<br />
los materiales, los capitales, las fuerzas<br />
productivas que les son transmitidas por todas<br />
las generaciones precedentes; de este hecho<br />
cada generación continúa pues, de una parte,<br />
el modo de actividad que le es transmitida,<br />
pero en circunstancias radicalmente transformadas;<br />
y, de otra parte, modifica las antiguas circunstancias<br />
librándose a una actividad radicalmente<br />
diferente...". (,,¡ Liberales y marxistas<br />
se preocupaban paralelamente por la relación<br />
individuo - sociedad - naturaleza; pero mientras<br />
los primeros siguiendo a Rousseau, consideraban<br />
que si el hombre natural era libre y la sociedad<br />
lo habia esclavizado, el orden social<br />
armónico sólo podría ser aquel en el cual, mediante<br />
un "contrato" se le garantizase a cada<br />
individuo su libertad de acción en la separación<br />
de dos esferas autónomas y bien definidas,<br />
la <strong>del</strong> ciudadano por un lado y la <strong>del</strong> hombre<br />
privado por el otro, con lo cual sólo se llegaba<br />
a la división <strong>del</strong> ser humano; el marxismo, por<br />
su lado, que paradojalmente, reclama como antepasado<br />
<strong>del</strong> socialismo moderno a Rousseau,<br />
sostenia asimismo que el mal no está en el<br />
hombre, sino en la sociedad que lo ha dividido<br />
pero que la única manera de restaurar aquella<br />
relación quebrada, entre individuo - sociedadnaturaleza,<br />
er'3 eliminando la división <strong>del</strong> trabajo<br />
que los liberales, precisamente, habían<br />
preconizado como garantía <strong>del</strong> desarrollo de la<br />
individualidad. Se trataba, por cierto, de dos<br />
maneras resueltamente antagónicas de considerar<br />
el progreso, pero que tenían como sustrato<br />
común, la idea de que, era debido al esfuerzo<br />
humano, si bien unos la condicionaban<br />
al desarrollo de una autonomía individual dentro<br />
<strong>del</strong> marco social y los otros, por el contrario,<br />
a un orden social sin el cual no sería<br />
posible la libertad individual.<br />
El énfasis dado por Marx al trabajo humano,<br />
como elemento indispensable para asegurar la<br />
subsistencia de la sociedad y 1'3 construcción<br />
de aquel orden social, el único posible por otra<br />
parte, -gracias al trabajo socializado- que le<br />
permitirá a los hombres vencer, <strong>jun</strong>tos, el reino<br />
de la necesidad, ha sido otro de los aportes<br />
fecundos <strong>del</strong> Marxismo, al punto de haberse<br />
convertido en uno de los lugares comunes de<br />
nuestra época y en esa clase de convicciones<br />
que el hombre de la calle reconoce como verdaderas,<br />
a pesar de que, a su alrededor, ~oda<br />
la fstructura socio - económica, basada en la<br />
explotación <strong>del</strong> hombre por el hombre, malogre<br />
o frustre el es:uerzo humano, o peor aún, provoque<br />
un estancamiento y una disolución paulatina<br />
y deprimente de esas mismas fuerzas<br />
-tal como lo observamos en nuestras sociedades<br />
de América Latina- y parezca, así, un<br />
continuo desmentido a aquellas convicciones.<br />
En el fondo, la dolorosa conciencia de aquella<br />
frustración o de esa disolución, no es más que<br />
un permanente reconocimiento de la posibilidad<br />
de que, si los hombres trabajasen <strong>jun</strong>tos,<br />
en el marco de estructuras económico - políticas<br />
socializadas, los resultados serían exactamente<br />
opuestos.<br />
La explotación vergonzosa que el Capitalismo<br />
ha hecho <strong>del</strong> trabajo humano le dio a Marx la<br />
materia prima más rica para desarrollar sus<br />
denuncias violentas y, a la vez, lúcidas de ese<br />
régimen, cuya expansión mundial en la historia<br />
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