abr.-jun. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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• ARTICULOS<br />
JULIO BARREIRO<br />
UNA TAREA<br />
URGENTE:<br />
DEMI5TIFICAR<br />
EL MARXISMO<br />
Entre las frustradas revoluciones socialistas<br />
de 1848 y la condenación de Stalin por el XX<br />
Congreso <strong>del</strong> Partido Comunista; el fracaso de<br />
la Comuna de París y la ruptura Moscú-Pekín;<br />
la Crítica de Marx al "Programa de Gotha" y los<br />
ataques de Fi<strong>del</strong> Castro contra los comunistas<br />
chinos, hay promedialmente cien años de trayectoria<br />
<strong>del</strong> Marxismo en la historia contemporánea.<br />
Sin llegar a la rutilante afirmación con<br />
que Roger Garaudy cierra su libro "Karl Marx",<br />
-"Le marxisme n'est pas seulement une phi losophie<br />
de notre temps. 11 en est le sens",-(1)<br />
es de toda justicia el reconocimiento de que el<br />
mundo contemporáneo está marcado in<strong>del</strong>eblemente<br />
por un movimiento que en menos de 40<br />
años ha conquistado más de la tercera parte<br />
de la población <strong>del</strong> Universo. A los ojos <strong>del</strong><br />
observador objetivo, el Marxismo se presenta<br />
como la más grande revolución de nuestros<br />
tiempos, cuya seriedad y empuje merecen un<br />
superior a la elegancia peyorativa<br />
una herejía, -"Nuevo Islam<br />
bien como una filosofía,<br />
-compartida o no,- en cuyo corazón arde el<br />
propósito de cambiar el mundo y no meramente<br />
las ideas que los hombres tienen acerca <strong>del</strong><br />
mundo. Su fuerza arrastra consigo a sus debilidades<br />
y no hay exageración en usar la imagen<br />
de un viejo mito para simbolizar su fascinante<br />
atracción en medio de sus profundas contradicciones:<br />
como el Ave Fénix. cuando se repliega<br />
en su nido, se quema <strong>jun</strong>to con él, para resurgir<br />
más vital izado cada aparente muerte. Acaso<br />
haya que preguntarse si aquella combustión no<br />
fstá alimentada por los vientos que el Capitalismo<br />
ha hecho soplar en toda la tierra. En otras<br />
pal<strong>abr</strong>as. si el Marxismo todavía tiene suficiente<br />
fuerza para sobrellevar sus contradi cciones,<br />
quizá se deba más a la persistencia de las contradicciones<br />
<strong>del</strong> capitalismo, -que h<strong>abr</strong>á cambiado<br />
muchas veces de afeites, desde Marx<br />
hasta nuestros días, sin haber mudado nunca<br />
su viejo rostro,- que a la verdad filosófica o al<br />
pretendido sentido universal de la historia que<br />
el Marxismo se arroga para sí. Parafraseando la<br />
conocida parábola de Hegel, así como Amo y<br />
Esclavo se deben la mutua subsistencia, así<br />
también Capitalismo y Marxismo se alimentan<br />
mutuamente -sin que el Amo llegue a reconocer<br />
en el Esclavo otro destino que la sumisión<br />
mortal-, y de su juego dialéctico, en medio<br />
<strong>del</strong> con<strong>jun</strong>to de fuerzas que participan, dialécticamente<br />
en el desarrollo de la historia, tal<br />
como la podemos alcanzar a comprender en la<br />
situación presente, resultarán nuevas organizacioneseconómico<br />
- sociales - políticas de las comunidades<br />
humanas que, lejos de ser síntesis<br />
de ambos (imposibles, por supuesto) nos darán,··<br />
en cambio, tipos de sociedades más justas<br />
que las presentes. Sin llegar a participar<br />
<strong>del</strong> optimismo marxista, por la especie de asepsia<br />
o de incapacidad que hay en el mismo, para<br />
aceptar la tragedia <strong>del</strong> mal, presente en todas<br />
las épocas, sociedades y civilizaciones que el<br />
hombre haya conocido, hay grandes líneas <strong>del</strong><br />
pensamiento de Carlos Marx que se asemejan<br />
mucho a esos cauces que desembocan en el<br />
gran mar, al cual parecen sometidos y que, por<br />
el contrario, lo vienen alimentando desde lejos.<br />
Así se nos ocurre que los aportes <strong>del</strong> pensamiento<br />
de Marx, corriendo <strong>jun</strong>to a otros cauces,<br />
tan generosos y profundos como aquél,<br />
aunque a veces lleven corrientes opuestas, están<br />
alimentando ya, la sociedad futura. Pero<br />
alimentarla, no es profetizarla ni mucho menos<br />
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