Año 9, t. 11, 5a. entrega (1901) - Publicaciones Periódicas del ...

838 Anales de la Universidad
Tanto la facultad de asistir á las diligencias expresadas, que ten*
drán los prevenidos, como la de hacerse representar, se entiende que
podrán ejercerse en cuanto no causen retardo en las operaciones.
Deben, los agentes de Policía judiciaria, anotar todos los actos que
constituyen el delito ó la falta en el lugar de su ejecución, las circunstancias
que los revelan, las trazas que han dejado, como por
ejemplo, si se trata de uu homicidio, el estado y posición del cadáver;
si de un robo, las señales del escalamiento, fractura, etc.: si de
heridas, su número y naturaleza, es decir, si es de arma blanca, ó
cortante, ó de fuego, ó simple contusión. Deben describir los lugares
en sus relaciones con la perpetración del delito ó falta; hacer designar
los testigos, impedir su alejamiento y recibir sus declaraciones,
que en general son más sinceras y completas cuanto más pronto son
obtenidas; informarse sobre si hay sospechas contra alguna persona
y en qué se fundan; tomar las señas de los individuos que han sido
vistos en el lugar del delito ó falta ó en sus inmediaciones en la hora,
poco antes ó después de ser cometidos; indicar las personas que pueden
dar algunos datos útiles; interrogar á los vecinos, parientes y domésticos
de la víctima, sobre aquello que puede esclarecer los hechos.
Deben apoderarse de las armas y de todo lo que parezca haber servido
ó haber sido destinado á cometer el delito ó la falta, y también
de lo que sea el producto; en fin, de todo lo que pueda servir á la
manifestación de la verdad; deben interpelar al prevenido, para que
explique las cosas y los hechos conocidos
Todas estas diligencias tendrán, pues, por objeto, ó son el medio legal
de descubrir la verdad sobre un hecho punible, y por consiguiente,
el funcionario que opera estas pesquisas debe poner en manos de la
justicia todos los objetos y datos propios para lograr ese fin, tanto
aquellos que pueden determinar la convicción del prevenido, como
los que sirven para su descargo.
Las visitas domiciliarias, como la retención de la correspondencia,
no podrán ser decretadas sino por los Jueces de Instrucción ó los demás
con jurisdicción en cada caso; no pudiendo tener los funcionarios
de policía judiciaria, á esos efectos, la iniciativa, sino la calidad
de ejecutores por mandato de aquellos magistrados. Excepto los casos
de in fraganti delito, en los cuales sean requeridos por los dueños
de casa ó autorizados por ellos para practicar el examen de la
misma y de los papeles que en ella se contengan, lo mismo su interceptación
y secuestro.
De noche, á no ser por el consentimiento ó llamado del dueño de
casa ó sus ocupantes, ni aún por decreto de juez competente, se podrá
allanar el domicilio de ningún habitante del país; así lo prescribe
el artículo 135 de la Constitución de la República.
La Guía Policial uruguaya, de que nos hemos ocupado en otro lugar,
contiene disposiciones bastante acertadas en cuanto se refiere
al fuero del domicilio. Dice así: