Año 9, t. 11, 5a. entrega (1901) - Publicaciones Periódicas del ...

Anales de la Universidad 763
dría y hasta debería admtirse por razón de lógica que fuese
también arbitrario el modo de proceder la Administración
en tales casos. Pero no es así; en el derecho moderno no
hay ni puede haber Príncipes que hagan favores; la Administración
en todos los casos procede en el cumplimiento de
un deber, deber regulado estrictamente en unos casos, y
«n otros de una manera más ó menos amplia, amplitud
•que tiene siempre su limitación en la fórmula romagnosiana
regulcülora de todos los actos de la Administración. No
€s posible entonces, que el modo de proceder á que nos
referimos sea enteramente arbitrario; lejos de eso, lógicamente,
forzosamente debe ser adecuada á garantir que Ios5
referidos actos sean lo que técnica y jurídicamente deben
ser según los varios principios que los rigen. O como decía
el profesor Posadas; tal exigencia (la del procedimiento),
surge como una consecuencia de la afirmación del Estado jurídico
En el fondo se trata de que toda autoridad y representación
específica del Estado, se conduzca como el acto que
realiza lo pida; y para garantir que así sea se imponen las
exigencias formales".
Queda destruida con esto la primera de las objeciones
formuladas por Gianquinto, pues por más que se trate de
actos que son más de imperio que de jurisdicción, y por más
que los reclamos que en tales casos se deducen, se funden
en un interés del reclamante, tal imperio se halla siempre
regulado por determinados principios cuya observancia es
f)bjeto de un derecho que los particulares pueden alegar en
todo caso, sin quitar al Poder Administrador su libertad de
acción que sólo puede ser ejercida dentro de ciertos límites.
De manera, pues, que nunca hay por parte de la Administra
ción actos de pura gracia, ni tampoco es exacto que los particulares
tengan alguna vez sólo simples intereses que alegar,
ni lo es por consiguiente que los actos y modos de proceder
de la Administración deban en algún caso quedar librados
tan sólo á su exclusivo capricho.
Por otra parte la reglamentación del procedimiento, y muy
especialmente en lo que se refiere á los reclamos de los par-