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Maternidad y Salud: Ciencia, Conciencia y Experiencia

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Como bandera la intuición y como escudo la<br />

atención<br />

Carne, sudor, sangre y lágrimas son los elementos que más recuerdo del<br />

parto. Bueno de la “innecesárea “que sufrimos. Carne por lo que el ser<br />

humano es, sudor por la lucha hasta el fin, sangre por lo que sufres y lágrimas<br />

al hacerte consciente de todo lo anterior. El mío (soy padre), el nuestro<br />

fue un día duro, seco, sin alma; un día en el que la sensibilidad del mundo no<br />

hizo acto de presencia para recibir a nuestro primer hijo.<br />

La matrona, curtida en miles de partos (¡pobres parturientas!) llevaba<br />

el reloj bien sujeto a la muñeca. Parecía lo más importante porque no dejaba<br />

de mirarlo.Ya en los días de antes al parto, el tiempo, las prisas y el estrés<br />

parecían ser viejas compañeras de su desdichada vida.<br />

Y de la misma forma decidió introducir, (¿introducir?), perdón,<br />

empentar la vagina de mi pareja con el tampón de prostaglandina como el<br />

cazador que busca ávido al conejo escondido en la madriguera.Tampón que<br />

llevaba en el puño desde que la avisamos de que nos dirigíamos al hospital.<br />

La delicadeza brillaba por su ausencia. Repetidas veces le pedí que lo hiciera<br />

con suavidad, ya que en cada tacto (hubo varios) el procedimiento era el<br />

mismo.<br />

Y después comenzó una noria de artificiales contracciones que ahora<br />

la recuerdo como matadora para la mamá, pero bonita en nuestra manera<br />

de entenderla, a través de los masajes, el agua, las caricias y las palabras que<br />

ofrecía a mi familia.<br />

Después de unas horas de continuas y fuertes contracciones, (siempre<br />

juntos) el ambiente estaba enrarecido por las expresiones y maneras de la<br />

matrona. Ésta puso una vía a mi pareja alegando que lo iban a intentar con<br />

oxitocina, pero en realidad era la antesala del quirófano que ya estaban preparando<br />

para nosotros, ya que la oxitocina nunca llegó.<br />

Estar agotados, desanimados, confusos y ser padres por primera vez<br />

fueron factores que utilizó la matrona para ocultarnos la verdad y manejarnos<br />

como le pareció. ¡Debía haber estado cerca y cercana! Y no hacía sino<br />

correr por los pasillos de habitación en habitación manejando no sé cuántos<br />

partos al unísono.<br />

Se llevaron a mi pareja de la habitación. Nos separaron. Nos separaron<br />

para que, ambos en soledad y con el ánimo y las fuerzas por los suelos,<br />

esperásemos durante más de una hora al señor anestesista que llegaría con<br />

la salvadora epidural. En un cuartito escuchaba y sentía los dolores de mi<br />

pareja, escuchaba los cuchicheos de los sanitarios intuyendo una cesárea.<br />

Así durante más de una hora. Recuerdo un saco de cemento en el pecho.<br />

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INFORMES, ESTUDIOS E INVESTIGACIÓN

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