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Maternidad y Salud: Ciencia, Conciencia y Experiencia

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El instinto me ayudó a confiar<br />

Soy mujer, soy madre, he parido a dos hijos, mi cuerpo y mi corazón han<br />

estado amamantando durante seis años de mi vida de mujer.<br />

La lactancia materna puede llegar a ser muy dura, pero el instinto me<br />

ayudó a confiar en mi cuerpo y en mi capacidad para alimentar a mis hijos.<br />

La conexión que yo sentía que había en esos momentos tan íntimos que<br />

pasábamos juntos me ha ayudado a comprenderlos, a ver más allá de sus<br />

palabras, a ponerme en su piel y sobre todo a tenerlos en cuenta como personas<br />

completas, me ha ayudado a entender que no deberían existir relaciones<br />

de poder en el mundo, ni de los hombres sobre las mujeres, ni de los<br />

mayores sobre los pequeños, ni de los padres sobre sus hijos.<br />

Y este vínculo me ha hecho trascender mi hogar y mi familia y me ha<br />

conectado con algo más grande, ya no solo me siento madre en mi hogar,<br />

ahora me doy cuenta de que ese sentirme cuidadora se extiende en el tiempo<br />

y en el espacio y hace abrir mis fronteras de ternura a otros ámbitos.<br />

Soy cuidadora, mis hijos ya son mayores pero yo sigo siendo madre, de<br />

mis hijos biológicos y de los bebés que vienen a mi casa buscando una familia<br />

acogedora. Me llama la atención como mi cuerpo de madre amamantadora<br />

sigue funcionando, cada vez que me llaman para acoger un nuevo bebé<br />

mi pecho reacciona, ya no tengo leche, pero mi cerebro primitivo libera las<br />

hormonas necesarias para preparar el cuerpo y el corazón, para recibir a un<br />

nuevo hijo. La lactancia artificial ha entrado en mi vida familiar y en mi vida<br />

como madre acogedora y me ha dado la oportunidad de sentir muchas cosas<br />

diferentes a las conocidas por mí…<br />

El cuerpo de la mujer es sabio y mi experiencia en lactancia materna<br />

me ha guiado para saber que necesitaba para desarrollar el vínculo con mi<br />

nuevo y pasajero hijo. Cuando hay un biberón entre la madre y su hijo, hay<br />

que tener más cuidado para que todo lo que ha predispuesto la naturaleza<br />

se pueda dar también durante las toma de alimento diario.<br />

A los bebés, recién nacidos o no, que he cuidado les he ofrecido el<br />

calor de mi pecho, las maravillas de la piel con piel, el colecho, y el respeto,<br />

también cuando tomaban el biberón. Para mí, ha sido importante que fuera<br />

yo la que le daba el biberón, de día o de noche, ingeniármelas para que, al<br />

alimentar a mi bebé, hubiera un contacto directo y cercano con la mirada, y,<br />

a la vez, poder acariciar su piel teniendo una mano libre para poder tocarlo<br />

mientras le hablaba. Cuando he dado un biberón ha sido a demanda, cada<br />

vez que mi bebé quería comer.<br />

¡Que placer sentir el mismo amor y conexión que cuando daba de<br />

mamar a mis hijos!. Si la dejamos, la gran oxitocina se las arregla para “desbordar”<br />

en cualquier relación amorosa…<br />

Lilia Pina Vacas. Psicóloga<br />

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