Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
movido. La gente corría de un sitio a otro de la casa.<br />
La frase del Maestro Lucho a la que aludo fue dicha<br />
en la cocina; me parece que la dijo de lado, pero al<br />
momento siguiente la cocina estaba vacía. Todas las<br />
luces se encontraban encendidas y de cualquier rincón<br />
irrumpían ecos de voces triunfales.<br />
Luego de ese triunfo vino lo esperado, la profecía<br />
autocumplida. Habíamos volado demasiado lejos,<br />
llegamos a los pies del Olimpo y al levantar la cabeza<br />
vimos algo así como el Castillo de Kafka. No hay<br />
vacantes; laureles reservados hace cien años. La tragedia<br />
estaba escrita, solo había que representarla en<br />
el teatro griego a cielo abierto. Debía perderse con<br />
Brasil; se perdió con Brasil. Debía ganársele a Yugoslavia;<br />
se le ganó a Yugoslavia. Pero debía ganársele<br />
con heroísmo; se le ganó con heroísmo. Nunca en<br />
la vida hubo algo más perfecto para Chile; el tercer<br />
puesto encajó como pieza de un rompecabezas mitológico.<br />
Se juega el último minuto, Chile espera el<br />
espantoso alargue con tres hombres lesionados que<br />
hacen número en la cancha del Estadio Nacional,<br />
impresionante zapatazo de Eladio, Marcovic desvía<br />
la pelota, el arquero Soskic se retuerce y llega tarde,<br />
la pelota se anida en el fondo de la red y el estadio<br />
se levanta, se le hinchan las venas del cuello a Julio<br />
Martínez Prádanos, se inicia el paseo de Riera en<br />
andas, los jugadores dan la vuelta olímpica, la Plaza<br />
de Armas de Santiago aplaude por la noche a un<br />
113