Revista nº 22 - Plan alfa

EL JOB PACIENTE
Nos referimos al Job del prólogo
(Job 1-2). Las primeras palabras del
libro le presentan como el hombre
moralmente perfecto: “Había una vez
en el país de Hus un hombre llamado Job:
era justo, honrado, religioso y apartado
del mal”. Job es el héroe de un cuento
oriental, como lo demuestran el
ambiente familiar que lo rodea y las
riquezas fabulosas que posee. El
autor además, en la ficción de la escena
celeste, eleva a Job a paradigma
universal del hombre según los planes
de Dios. “¿Te has fijado en mi siervo Job En la tierra no hay otro como él:
es un hombre justo y honrado, religioso y apartado del mal”.
Satán, pura creación literaria, tiene la función en la corte celeste de fiscal,
de examinador y acusador de los hombres, en concreto de Job: “¿Y
crees que [Job] teme a Dios de balde ¿Acaso no es fácil ser piadoso e integro cuando
se nada en la abundancia y no hay que superar la más mínima contrariedad.
Que cambien las cosas y ya veremos”.
Job sufre tres oleadas devastadoras en círculos concéntricos de fuera a
dentro. Primero pierde las posesiones, después los hijos y por ultimo es
herido desde el pie a la coronilla. A pesar de todo Job no pecó ni acusó a
Dios, quién ha ganado la apuesta que parecía haber establecido con Satán.
Éste es el Job justo y paciente creado por el autor para que sirva de discusión
sobre el sentido o sin sentido del sufrimiento humano.
EL JOB REBELDE
El tema de la retribución se había planteado desde antiguo en Israel,
pero no siempre la perspectiva había sido la misma. Al principio preocupó
más el interés comunitario que el individual, y se subrayó sobremanera
el aspecto negativo: por culpa de uno o de pocos pagaban muchos; a
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