Revista nº 22 - Plan alfa

mundo de injusticias y calamidades. Muéstrate, mi Dios, a todo el que te
invoca y oye mi súplica por los que no quieren, no saben o no pueden
invocarte.
Levántate, Señor, haz frente a los que acorralan a sus semejantes con la
pobreza, la guerra, el hambre, la infamia y el deshonor.
Sé el baluarte esperanzador de los pobres, haz que puedan, que podamos
creer, como estímulo para la vida, aquella hermosa bienaventuranza
que Tú dijiste: Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
He leído estos días, que cerca del Cairo, hay un enorme basurero
donde viven más de 500.000 personas, en su mayoría cristianas, que se
ganan la vida entre esas basuras. Y que un artista polaco, en un acantilado
cercano, ha pintado enormes cuadros de Cristo resucitado y glorificado,
con la intención de que, cuando esas personas vuelven a sus poblados,
mantengan la esperanza y recuerden que son ciudadanos de un Reino
donde no habrá injusticia y ellos podrán tener dignidad.
Esto es digno de elogio, levantar el ánimo de estas pobres criaturas,
pero, de ninguna manera, nos disculpa a los que vivimos en la sociedad
del bienestar, a todos los cristianos del mundo rico, de luchar por la justicia,
de trabajar para que no exista el mal, el hambre, la guerra, los niños
abandonados y prostituidos, la intolerancia y los dogmatismos, el odio y
la persecución del justo.
Por eso, Señor, con mi apelación, con mi ruego, con mi ferviente plegaria
por los que sufren, vengo a tu presencia, confiando en tu infinita
misericordia, sabiendo que a los pobres los tienes bajo tus alas y que, como
al pobre Lázaro, al que no se le permitían ni las migajas de la mesa del rico,
Tú lo llevaste a tu hogar, así, a todo el que sufre injustamente, Tú le tienes
reservado un lugar muy cerca de tu corazón.
Y todos, al despertar, podremos contemplar tu rostro.
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