Revista nº 22 - Plan alfa

JOB NO ENCUENTRA SENTIDO A SU VIDA
Job ha perdido todo lo que llenaba y daba sentido a su vida: familia,
bienes, salud, honor. El presente es horroroso; aun el mismo Dios, que
hasta ahora había sido su amigo, le es hostil, ¿Qué gusto puede encontrarse
en una vida así Con todo, a Job ni siquiera le viene a las mientes la
idea del suicidio a pesar de que la muerte, según la concepción antigua y
extendida, es un sueño del que no se despierta nadie. Todo lo somete a la
disposición del Señor. Y es tan fuerte esta fe y confianza, que sacando fuerzas
de flaqueza, robustece el instinto casi extinguido de conservación, y le
hace gritar desde el fondo de su alma esas palabras que el ritual de exequias
recoge ante la presencia del cadáver que va a entrar en el templo: Yo
sé que mi Redentor vive, y que al final de los tiempos he de resucitar del polvo. Lo
veré yo mismo, no otro, mis propios ojos lo contemplaran y en esta carne mía contemplaré
a Dios mi Salvador. (19,25-27)
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