Álora, La bien cercada - José María Lopera

BEATITUD
Me dicen: ¿quién es ése que mide sus heridas
por el número impar de sus muchos fracasos
¿Y quién aquél -preguntan- que se lame las yagas
como animal vencido, tras la lucha sangrienta
Dejadle ir, les digo, entended su congoja.
Usad misericordia, pues en un tiempo tuvo
la arrogancia del sable y en su alfanje blandía
una soberbia indómita, certera en desafío.
II
Dulces son, y apacibles, los días de retiro
en que al presente tiempo me refugio, entregados
a la contemplación y al cultivo interior.
Quizá el azar quisiera, gozosamente ahora,
favorecer mi tránsito, pues mi espíritu obtiene,
en su disfrute oculto, la rara plenitud.
Bendigo este sosiego que me aleja del mundo
y me lleva al encuentro de mi propia conciencia.
Otra vida no sé, mas su perfume anhelo.
JOSÉ ANTONIO SÁEZ
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