Álora, La bien cercada - José María Lopera

Tejíamos el futuro cada tarde,
muy lentamente, dejando que la luz
nombrara cada espacio de la casa
como si fuera un único fulgor,
la nebulosa voz de los misterios
contenidos en los viejos arcones
alienados que la muerte revela
un otoño tras otro, sin respiro.
Hablábamos de las cosas de siempre
hasta cubrir de canas y de arrugas
las paredes, el suelo ajedrezado
de los afanes dormidos, los besos
ovillados a la luz del invierno,
cuando un llanto lejano de pupilas
inundaba de gélidos sonidos
la oscura soledad de la alacena
ornada de visillos y desvelos.
JOSÉ ANTONIO SANTANO
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