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11. Fundación

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

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inclinó hacia él y su ralo bigote pelirrojo se acercó al oído del gran maestre. El<br />

anciano askoniano se libró petulantemente de él con un encogimiento de hombros.<br />

— ¿Y qué conexión hay entre su instrumento del mal y el oro que puede<br />

salvar la vida de su compatriota?<br />

— Con esta máquina — empezó Ponyets, y su mano cayó suavemente sobre<br />

la cámara central y acarició sus flancos duros y redondos— puedo convertir el<br />

hierro que usted desprecia en oro de la mejor calidad. Es el único invento conocido<br />

por el hombre que toma el hierro… el feo hierro, excelencia, que apuntala la silla en<br />

que usted está sentado y las paredes de este edificio, y lo transforma en oro,<br />

amarillo y pesado.<br />

Ponyets se sintió chapucero. Sus habituales charlas de venta eran fluidas,<br />

fáciles y plausibles; sin embargo ésta renqueaba como un vagón espacial cargado<br />

hasta los topes.<br />

Pero era el contenido, no la forma, lo que interesaba al gran maestre.<br />

— ¿De verdad? ¿Una transmutación? Ha habido otros locos que han<br />

proclamado tener esa debilidad. Han pagado por su sacrílego afán.<br />

— ¿Tuvieron éxito?<br />

— No. — El gran maestre parecía fríamente divertido—. El éxito al producir<br />

oro hubiera sido un crimen que hubiera traído consigo su propio indulto. Lo que es<br />

fatal es el intento y el fracaso. Vamos a ver, ¿qué puede usted hacer con mi<br />

bastón? — Golpeó el suelo con él.<br />

— Su excelencia me disculpará. Mi invento es un modelo pequeño,<br />

preparado por mí mismo, y su bastón es demasiado largo.<br />

Los pequeños y brillantes ojos del gran maestre vagaron en torno y se<br />

detuvieron.<br />

— Randel, tus hebillas. Vamos, hombre, se te pagará el doble del valor si<br />

fuera necesario.<br />

Las hebillas pasaron a lo largo de la fila, de mano en mano. El gran maestre<br />

las sopesó pensativamente.<br />

— Aquí tiene — dijo, y las tiró al suelo.<br />

Ponyets las recogió. Tiró con fuerza antes de que el cilindro se abriera, y sus<br />

ojos pestañearon y bizquearon a causa del esfuerzo al centrar cuidadosamente las<br />

hebillas en la pantalla del á nodo. Más tarde sería más fácil, pero aquella vez no<br />

podía haber ningún fallo.<br />

El transmutador casero crepitó con malevolencia durante diez minutos,<br />

mientras el olor a ozono se hacía débilmente perceptible. Los askonianos<br />

retrocedieron, murmurando, y Pherl volvió a susurrar urgentemente en la oreja de<br />

su gobernante. La expresión del gran maestre era pétrea. No se movió.<br />

Y las hebillas se convirtieron en oro.<br />

Ponyets las sacó, presentándolas al gran maestre mientras murmuraba:<br />

— ¡Excelencia!<br />

Pero el anciano vaciló, y después las rechazó con un gesto. Su mirada se<br />

posó en el transmutador.<br />

Ponyets dijo rápidamente:<br />

— Caballeros, esto es oro. Oro de ley. Pueden someterlo a cualquier prueba<br />

física o química, si lo desean. De ninguna manera puede ser identificado como<br />

distinto del oro natural. Cualquier hierro puede ser tratado así. La herrumbre no es<br />

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