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sumario - Bibliotecas Públicas

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sus cañones que sirven de fondeadero a los barcosrebeldes.Los realistas, en cambio, no tienen ni un solonavío en el lago al comienzo del asedio. Enmarzo, sin embargo, el conde de Bossu,gobernador real de Holanda, convertido enalmirante de la flota realista, consigue pasar suarmada de barcos de Amsterdam alHaarlemmermeer. Es una operación complicadaque requiere romper el dique que contiene lasaguas del río por medio de un pequeño ejército dezapadores y de tropas que deben vencer laoposición de los rebeldes, quienes atacan con susbarcos para impedirlo. Además, después depasada la armada de algo más de 60 naves, sedebe reconstruir el dique.“Batalla de Haarlemmermeer” Hendrick Cornelisz VroomDe mayor porte que sus rivales y con una dotaciónde aguerridos soldados a bordo, los barcos deBossu van a ir logrando poco a poco el controlsobre el Haarlemmermeer, o al menos estorbar lobastante la navegación por él como para dificultarla llegada de suministros. Pero el gran fuerterebelde del Higo, sigue sirviendo de refugio a laarmada orangista y no es fácil de rendir sin unafuerza abrumadora. El 28 de mayo de 1573, lafuerza naval rebelde dirigida por el almiranteBrandt y el barón de Battenbourg (lugartenientedel príncipe de Orange que sustituye en el cargo alcaído en desgracia Guillermo de La Marck),intentan recuperar el dominio sobre el lago consus más de cien naves. El resultado es un desastretotal. Las tropas embarcadas en la flota realistaconsiguen abordar y capturar más de veinte barcosrebeldes, hundir otros, masacrar a sus dotacionesy poner en fuga al resto.La batalla de las vacas.La consecuencia más inmediata es que el famosofuerte del Higo debe capitular a los pocos días ylos de Haarlem se quedan sin un cómodo accesoal lago. La situación de la ciudad comienza así ahacerse cada vez más desesperada. Desde casi elcomienzo del asedio se han tasado los alimentos.Ahora se va a ir reduciendo la ración diaria deDESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 9 – JUNIO 201252alimentos: los combatientes apenas tienen derechoa una libra (menos de medio kilo) de pan; el restode la población se debe conformar con muchomenos de esto. La ración de los respetablesburgueses de la villa se iguala con la que hastaentonces estaba destinada a los bribones sin oficioy a las prostitutas. Uno de los combatientesingleses, Roger Williams, calculaba que en esemomento sobraban en la ciudad más de mil bocas,que la pérdida del control del Haarlemmermeer yano permite evacuar hacia Leiden.Para disimular esta situación, los asediados lanzansobre el campo realista panes, pero un sargentoescocés fugado de la ciudad en junio comunica alos españoles que Haarlem no podrá resistirmucho más pues el hambre empieza a matar a sushabitantes, que tienen ahora que recurrir acomerse el cuero y cualquier inmundicia parasobrevivir. La tensión entre los propios defensoresha crecido hasta el punto de que, después deimponer a todos los habitantes de la ciudad laobligación de declarar los alimentos quealmacenan en sus casas, los soldados se toman lalibertad de asaltar los domicilios de los burguesesy se apoderan de cuanto consideran útil. Hayincluso un conato de amotinamiento de las tropasy un enfrentamiento con las autoridades de laciudad, algunos de cuyos representantes sonamenazados con las armas.Los meses de mayo y junio asisten, por lo demás,a una curiosa guerra que deja cuantiosasescaramuzas y víctimas por la posesión de lasvacas de Haarlem. Los defensores sacan a pastar asus rebaños de bovinos a zonas protegidas a tirode arcabuz cerca de las puertas de la villa y de losfuertes que aun conservan en el exterior. Lossitiadores intentarán arcabucear a los animales oincluso capturarlos para servirse de ellos yrestárselos a las bocas de los rebeldes. Con ello seproducen constantes y sangrientos combates enque cada vez la suerte se inclina de uno de losbandos.Los saltadores de fosos.Aunque el espíritu combativo de los defensores nodecae y se hace incluso más desesperado, cadavez resulta más difícil mantener el esfuerzomilitar. A la escasez alimentaria se suma ahorauna dramática falta de pólvora. Los rebeldesrecurren al expediente de emplear a los queBernardino de Mendoza llamó “springstock”:combatientes vestidos de la manera más ligeraposible, armados solo con pistoletes y que utilizanalgo parecido a una pica, pero más corta, que enrealidad se trata de una pértiga, con la que saltanfosos y trincheras de los sitiadores en una velozcarrera por atravesar sus líneas. Su viaje es de iday vuelta. Una vez llegan a Sassenheim o Leiden,

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