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Vol 7. Nº 1. 2007 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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Refundar la terapia <strong>de</strong> conducta: una propuesta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la terapia <strong>de</strong> aceptación y compromiso25<strong>de</strong> la habitación, etc. Una vez hecho esto sevan presentando distintas situaciones. Porejemplo, se pi<strong>de</strong> que recuer<strong>de</strong> un momentoen que él era un niño <strong>de</strong> pocos años, y tambiénotro en que fuera mayor. O un momentoen que hubiera estado feliz y otro muytriste, etc. Lo importante es que, a medidaque realiza el ejercicio, el terapeuta insistaen que el cliente tendría que hacer contactocon el hecho <strong>de</strong> que hay algo que en todas lassituaciones (por contradictorias que sean) hapermanecido constante: Este “algo” es “elobservador <strong>de</strong> sí mismo”. A pesar <strong>de</strong> que lossentimientos, pensamientos o roles <strong>de</strong>sempeñadospor el cliente han sido muy diversos,el observador ha sido siempre el mismo: élmismo. Se ha <strong>de</strong> insistir que no se trata <strong>de</strong>una “creencia” racional, sino <strong>de</strong> una experiencia.El cliente ha <strong>de</strong> experimentar, realmente,que a pesar <strong>de</strong> haber hecho cosas muydistintas ha seguido siempre manteniendo unaspecto que es común a todas estas conductas:el observador.Desarrollo <strong>de</strong> la voluntadEste objetivo preten<strong>de</strong> poner en prácticatodo lo anterior. Por lo tanto, la mejor forma<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarlo es que el cliente, en su vida,vaya progresivamente haciendo aquellascosas que le son valiosas con la sintomatologíaque anteriormente le paralizaba. Unamanera <strong>de</strong> explicar lo que preten<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>circuando hablamos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la “voluntad”viene dada por la metáfora <strong>de</strong>l cubo<strong>de</strong> basura. Se toma la papelera y se llena <strong>de</strong>basura. Si no hubiera, se pi<strong>de</strong> al cliente quese imagine que la papelera está llena <strong>de</strong>basura <strong>de</strong> todo tipo. Entonces le preguntamossi metería la mano en el cubo.Obviamente, la respuesta <strong>de</strong>l cliente sueleser negativa. En una segunda situación, lepedimos que se imagine ahora que en elfondo <strong>de</strong>l cubo hay algo que realmente esimportante para él. Pue<strong>de</strong> ser dinero, la posibilidad<strong>de</strong> establecer una relación con la personaque quiere, la recuperación <strong>de</strong> algunadolencia, etc. ¿Metería la mano ahora elcliente en el cubo? Si aquello que hemospropuesto es verda<strong>de</strong>ramente importante losclientes, efectivamente, meterían la mano enel cubo. Ahora bien, ¿sentirían “asco”? Lomás probable es que sí, pero, a diferencia <strong>de</strong>la primera situación, en esta segunda “sentirasco” tiene un sentido, un propósito. No estamospidiendo al cliente que meta la manoen el cubo <strong>de</strong> basura pensando que es algomaravilloso, o sintiéndose feliz, u oliendo unperfume exquisito. Lo que la voluntad implicaes hacer las cosas y, especialmente, aquellascosas que traen consecuencias psicológicas<strong>de</strong>sagradables por algo que merece lapena. De ahí la importancia <strong>de</strong> haber trabajadoa<strong>de</strong>cuadamente los valores <strong>de</strong>l cliente.Si no hay nada en el fondo <strong>de</strong>l cubo por loque merezca la pena meter la mano, el clienteseguramente no lo hará. Y hará bien nohaciéndolo.Otra metáfora que se pue<strong>de</strong> introducir enterapia y que ilustra el sentido <strong>de</strong> la “voluntad”es la <strong>de</strong> la “mano quemada”. Cuandouno tiene una mano quemada (o ha sufridoalguna lesión, etc.) suele ser recomendableque ejercite la mano. Al hacerlo sentirá seguramentedolor. Ahora bien, este dolor está alservicio <strong>de</strong> recuperar la mano para haceraquellas cosas que el cliente consi<strong>de</strong>ra importantes.La rehabilitación es algo muy doloroso.La voluntad consiste en, sintiendoeste dolor, asumirlo como una parte inevitable<strong>de</strong>l camino que se espera recorrer parahacer <strong>de</strong> nuevos aquellas cosas que unoquiere.Ya por último, la terapia suele finalizarcon una instrucción paradójica y es que, enefecto, todavía no se ha hecho terapia. El terapeuta<strong>de</strong>biera reconocer, a la hora <strong>de</strong> finalizar,que la verda<strong>de</strong>ra terapia comienza en

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