32VIRGINIDAD Y CELIBATO, HOYgración... Dios no podría mantenerlo en fidelidad, ni se puede exigirque Dios establezca para él una salvaguarda milagrosa» 3 .Por el contrario, «no se da libertad auténticamente humana–afirma Rahner– sin decisión. Y ésta implica la renuncia a otrasposibilidades en favor de lo que se ha elegido; pero esto a su vezse convierte –por la decisión– en una auténtica realidad de la viday, en cuanto tal, mantiene mejor una relación positiva para con laposibilidad que se ha sacrificado, que la que se ofrece a quien loquiere conservar todo, no se decide nunca en consecuencia y asíno llega a quedarse con nada en realidad» 4 .Como consecuencia, la percepción realista de la renuncia implícitaen el celibato, especifica con agudeza el gran teólogo, significala conciencia de que la renuncia no es exclusiva del consagrado–que sería digno de lástima–, sino que es parte integrante dela experiencia existencial universal, dado que «solamente una vezse puede bajar al mismo punto en el río de la vida. Nadie puedeprobarlo todo por sí mismo». Pero –al mismo tiempo– «en fin decuentas, la renuncia realizada de veras sabe tanto de aquello a locual se renuncia, como la misma experiencia de ello. O tal vez demanera más clara: se ha realizado una experiencia que es tan grandecomo la experiencia a la que se ha renunciado» 5 . Ésta es la vertientepositiva de la renuncia celibataria, que no impide al virgencaptar sentido y belleza, el alma secreta y la respiración profundade la vocación conyugal.2.3. Calidad de vida y de testimonioSólo un cierto estilo de vida permite comprender y vivir la virginidad;por otro lado, la virginidad aumenta la calidad de vida.Por un lado, en efecto, la virginidad requiere un cierto nivel decompromiso general en el nivel espiritual, como experiencia delamor divino, de adhesión creyente, de fidelidad orante, de adies-3. A. Ancel, citado por M. PELLEGRINO, Castità e celibato sacerdotale, Torino-Leumann 1989, pp. 22-23.4. K. RAHNER, «El celibato del sacerdote secular, tema de discusión. Cartaabierta», en Siervos de Cristo. Meditaciones en torno al sacerdocio, Herder,Barcelona 1970, p. 187.5. Ibid., pp. 189-190.
SENTIDO DE UNA ELECCIÓN 33tramiento en la contemplación..., pero también en el nivel de lamadurez humana, de apertura al otro y a la relación, de autonomíaafectiva y de capacidad de soledad, de calor humano y afecto desinteresado.La virginidad no soporta la mediocridad. Y, por otrolado, nada como esta opción, vivida en la fidelidad apasionada, favorecela calidad de vida: el gusto por la belleza, el espíritu de sobriedad,la elegancia del trato, el culto a la verdad, la eficacia deltestimonio, la transparencia contagiosa...Pero también es verdad lo contrario: una virginidad de escasacalidad (pobre de amor y de vida espiritual, hecha sólo de renunciasy miedos, o aproximativa y ambigua) empobrece la vida y lasrelaciones, y está en el origen de aquellos procesos, bien conocidosy peligrosos, de compensación (abuso de la comida, del alcohol,del dinero, del poder, tendencia a acumular, uso incorrecto delos medios de comunicación, necesidad excesiva de contactos yrelaciones...) o –en el nivel comunitario– de aquel descuido y negligenciageneral que a menudo hace monótona la vida, y en particularla vida común, difícil la relación, desagradables incluso losambientes, incoherente el testimonio, tediosa la oración... Másadelante abordaremos de nuevo este tema.2.4. Exigencia imprescindibleTodo lo que hemos dicho hasta aquí, y en general el tema del celibatoo de la virginidad, podría parecer absolutamente exclusivo,y sólo para los clásicos «expertos». En realidad, asume una particularimportancia para todos, en este momento difícil pero tambiénentusiasmante de la historia, en varios niveles. Hay una crisisde insignificancia o de frustración del sentido, que afecta tambiéna lo que es más hermoso y rico de valor para el hombre y la mujerde siempre, y que está en el centro de la elección virginal: elamor. En la actual babel cultural, el joven en particular no sabe yaqué quiere decir amar, dejarse querer, acoger al otro, o se le inducea pensar que ciertos términos (fidelidad, renuncia, gratuidad,castidad y más aún virginidad) ya no tienen hoy ningún sentido.En un clima de falta de iniciativa de las normales instanciaseducativas, quien ha recibido como don el ser célibe por amor estállamado a redescubrir su vocación natural al ministerio de la
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