Introducción - Editorial Sal Terrae

36VIRGINIDAD Y CELIBATO, HOYEspiritualidad modernaEl Dios celoso«¿Cómo probaré a Dios mi amor?Dándome a Él desde lo profundo del corazón, de tal maneraque ningún otro amor habite nunca en él.Es este sentido Dios es celoso. No tiene celos de nuestrasamistades, sino que más bien las favorece. Pero tiene celos deaquella entrega particular del corazón que es el amor, y que es totaly exclusivo por naturaleza.De aquí el valor de la virginidad corporal como signo de la integridaddel corazón».(J. MARITAIN [ed.], Diario di Raissa Maritain,Brescia 1981, p. 157).El Dios único« “Nuestro Dios es único”El politeísmo divide el corazón del hombre y su culto; el únicoDios exige la totalidad indivisa del corazón humano con todassus fuerzas. Por eso entre el amor que Dios exige y el corazón humanono hay ningún dualismo: no es como si el corazón estuvieradentro y el mandamiento viniera de fuera o de arriba, sino que, porel contrario, el mandamiento debe quedar escrito en el corazón delhombre: “Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria”;con otras palabras, el amor a Dios exige desde dentro todo el corazóny todas sus fuerzas».(H.U. VON BALTHASAR, Luz de la Palabra,Encuentro, Madrid 1994, p. 203).Fidelidad a la elección«La decisión de emprender caminos que no se podrán desandar jamásforma parte de la vida, y la gran maravilla de una libertad entusiasta,colmada de gracia, no llega a su propia plenitud más queen la sobria realidad del deber, de la fidelidad y de la perseveranciahasta el fin. Lo que se recibió como gracia, ha de ser conquistadode nuevo como fidelidad, así como la atracción mutua de los